Editorial Alaire

Escucha:

No vengo en son de paz.

Vengo a morderte el alma,
a abrir de un tajo la herida que no sangra,
a destetar
la sonrisa falaz,
la inconsistente ruina
que te crece
en las manos
un segundo tras otro.

Mi espada:
la palabra-raíz,
mi escudo:
luz
que fructifica
a golpe de sueño
en las entrañas.

¿No sientes
crecer en ti las púas de la noche?

¿no oyes el llanto del viento
roer la madera de la muerte?

Percibo el animal que acecha en las esquinas del tiempo
acurrucarse en los labios del silencio.
Percibo la manzana
de un átomo feliz
absorber tus lágrimas difuntas.

¡Despierta ya!

Muy pronto
sonará la hora viuda
en la campana de la madrugada,
y la bruja que inoculó en tu ser
su aura de cartón
estrellará un grito líquido
en alguna galaxia de esperanza.

Querida amiga, retumban los pasos del poema en la necesidad de sanar ausencias, creo que es naturaleza humana hondamente escondida. El tono grave, las imágenes incisivas, una promesa de la salvación. Me ha encantado. Recibe mis abrazos sinceros y feliz fin de semana, Rosa.

El poema, desde su aviso inicial, no te deja lugar a ensoñaciones ni distracciones con su ritmo y estilo vibrante. Con un abrazo y mis felicitaciones, Rosa.
Salud.

Formidable poema, Rosa. Un poema redondo. Mi felicitación.
Un fuerte abrazo.

Felicísimo poema, magnífico desde los primeros versos, a un ritmo espléndido. Felicidades Rosa por tan maravillosos versos.
Abrazos

Carmen

Impresionante, Rosa. Se lee, se padece, se aprende, se toma valor y se ES en todos los sentidos con tu poema.

Ovación cerrada y sostenida.

Abrazos y felicidad también.

Menos mal, Rosa, que cerraste el poema en esperanza. Hacía falta tras
ese ambiente de mortandaz oscura que castiga los oídos pero que
revitaliza el arte poético y el sentir, para disfrutar con la lectura.

un abrazo

Poema duro que no deja lugar a especulaciones. Muy grato en la lectura, y pleno de una imágenes que estéticamente son novedosas y precisas.
Mios felicitaciones, amiga.

Un fuerte abrazo.

José Manuel F. Febles

Rosa Marzal escribió:Escucha:

No vengo en son de paz.

Vengo a morderte el alma,
a abrir de un tajo la herida que no sangra,
a destetar
la sonrisa falaz,
la inconsistente ruina
que te crece
en las manos
un segundo tras otro.

Mi espada:
la palabra-raíz,
mi escudo:
luz
que fructifica
a golpe de sueño
en las entrañas.

¿No sientes
crecer en ti las púas de la noche?

¿no oyes el llanto del viento
roer la madera de la muerte?

Percibo el animal que acecha en las esquinas del tiempo
acurrucarse en los labios del silencio.
Percibo la manzana
de un átomo feliz
absorber tus lágrimas difuntas.

¡Despierta ya!

Muy pronto
sonará la hora viuda
en la campana de la madrugada,
y la bruja que inoculó en tu ser
su aura de cartón
estrellará un grito líquido
en alguna galaxia de esperanza.

Un poema excelente donde el lenguaje pasa a convertirse en el elemento llamativo, el impactante medio de trasmisión de ese sentimiento paradójico de clamar la ausencia regañando. Me ha gustado el triunfo femenino que destila el poema.

Un abrazo.
Óscar

Como admirador de las metáforas, las tuyas no han pasado inadvertidas en mi lectura a tu bonito poema.

Un saludo cordial.

José Manuel Acosta.