Editorial Alaire

Pasas y pasas
y recorres...

Y al recorrer extiendes
una eterna saciedad de mundos.

¿Cuántas torres reverdeció tu noche?
¿Cuántas noches avecindaron
tus ojos extraños
de mundos incautos?

Te subes.
Llevas el fervor de la perpetua noche,
de una boca de caras silenciosas,
apenas visibles,
voraces espejismos del corazón y el alma.

Y entonces
súbitamente está la mariposa,
despidiendo lento su aleteo,
en tu maullido sordo y conveniente.

Alberto Madariaga
(2013)
a Felicia, mi gata.

Alberto Madariaga, La mariposa, final de la metamorfosis... en buen decir! Afectuoso saludo!

Un bello recorrido poetico por los alrededores del sentir.

Un abrazo

Es un modo de apaciguar. La noche señalando el momento en que puede ser acariciada. Qué gesto tan mágico, la caricia. Poema lenitivo, de alma entornada, de respiración suave, de cristal que silba. Un gran placer, Alberto. Abrazos.