Nuestra naturaleza
Publicado: Mar, 06 Ago 2013 0:01
A: Nos falta el paisaje, lo hemos visto clarear a veces,
cuando leemos cualquier cosa envueltos por el humo de nuestras pisadas
sobre veladas imágenes que se parecen a la naturaleza.
O: Es incienso nada más;
tu nariz fosforece ahí tumbada,
sobre esta cama que hubo que clavar al suelo,
- ¿por cierto, por qué tuvimos que clavarla,
quién la clavó?-
no sé si olfatea o aparta un peso con su respiración.
Ahora dirás que es lo mismo.
A: Es lo mismo.
O:Gracias.
Desde hoy no amanecerá,
no habrá nada que leer,
no más imágenes veladas.
A: ¿A qué nos asiremos entonces?.
O: A estos clavos.
A: Qué bien huelen estos clavos, ¿a ti a qué te huelen?.
O: No voy a entrar en ese juego.
A: A mí me huelen a sangre.
O: Ahora dirás a resurrección.
A: Y a resurrección.
O: Gracias.
A: Y duelen, duelen, duelen.
O: Resucitar duele. Después de resucitar, si dices yo, tú se llena de estigmas viscosos.
A: ¿Y si dices tú?
O: Si dices tú, se olvida todo lo leído,
no hay ninguna pisada, no hay imágenes
y la naturaleza se hace tan nítida que te pide que te manifiestes
para poder matarte una y otra vez.
A: Por eso resucitar duele tanto.
O: Sí, como hablar.
A: Creo que hablar es el rastro de la resurrección.
O: Ahora dirás que hay que perseguirlo hasta nacer.
A: Hay que perseguirlo hasta nacer, con estos clavos que el amor oxida.
O: Gracias.
A: Es nuestra naturaleza.
cuando leemos cualquier cosa envueltos por el humo de nuestras pisadas
sobre veladas imágenes que se parecen a la naturaleza.
O: Es incienso nada más;
tu nariz fosforece ahí tumbada,
sobre esta cama que hubo que clavar al suelo,
- ¿por cierto, por qué tuvimos que clavarla,
quién la clavó?-
no sé si olfatea o aparta un peso con su respiración.
Ahora dirás que es lo mismo.
A: Es lo mismo.
O:Gracias.
Desde hoy no amanecerá,
no habrá nada que leer,
no más imágenes veladas.
A: ¿A qué nos asiremos entonces?.
O: A estos clavos.
A: Qué bien huelen estos clavos, ¿a ti a qué te huelen?.
O: No voy a entrar en ese juego.
A: A mí me huelen a sangre.
O: Ahora dirás a resurrección.
A: Y a resurrección.
O: Gracias.
A: Y duelen, duelen, duelen.
O: Resucitar duele. Después de resucitar, si dices yo, tú se llena de estigmas viscosos.
A: ¿Y si dices tú?
O: Si dices tú, se olvida todo lo leído,
no hay ninguna pisada, no hay imágenes
y la naturaleza se hace tan nítida que te pide que te manifiestes
para poder matarte una y otra vez.
A: Por eso resucitar duele tanto.
O: Sí, como hablar.
A: Creo que hablar es el rastro de la resurrección.
O: Ahora dirás que hay que perseguirlo hasta nacer.
A: Hay que perseguirlo hasta nacer, con estos clavos que el amor oxida.
O: Gracias.
A: Es nuestra naturaleza.