LA MEJOR SOLUCION
Publicado: Sab, 27 Jul 2013 8:39
Fueron cientos de miles; se esperan millones.
No verán ya la luz, no abrirán a la vida sus ojos
ni verán una puesta dorada de sol;
admitamos que no hubo delito ninguno monstruoso,
más allá del equívoco mismo de siempre:
existir sin poder defenderse , sin voz y sin voto,
no escoger el momento adecuado de ser,
no saber que estorbaban en este lugar peligroso…
o que en este preciso momento, o que en esta
sociedad avanzada que aspira a un futuro grandioso,
no tuvieron la suerte de ser deseados
como fueron por todos los suyos queridos los otros.
O tal vez cometieron el único fallo
de tener un problema: Unos genes con tipos erróneos,
de tener un visible defecto congénito.
De no ser lo brillantes y listos que exigen los doctos,
o no ser ejemplares perfectos y puros
como somos perfectos y puros y listos nosotros.
La mejor solución, no lo dudes, es ésta.
De otro modo serían un lastre social insufrible.
y una carga imposible también para mí.
Ni ellos mismos hubieran vivido existencias felices.
Por fortuna pudimos poner solución.
Por supuesto no debe quedar su recuerdo visible;
que no queden sus nombres escritos en listas;
que no sufran angustias aquellas conciencias sensibles.
No llevemos las cuentas de cuantos han sido;
no tendrán una tumba con nombres y fechas que indiquen
que son seres humanos que tienen derechos.
La nación soberana ha juzgado su suerte, infalible,
y es su juicio razón necesaria y bastante:
Nadie puede imponer sus creencias a mentes más libres.
Eso sí: debe ser un proceso sin riesgos higiénicos;
en lugares discretos que sean para esta función convenientes ,
que no causen molestias a los ciudadanos.
Que los restos no sean visibles. Sin huellas de sangre indecente .
Siempre habrá matarifes a sueldo que sepan hacerlo.
No hace falta que el pueblo ignorante de todo se entere,
ni mostrar truculentas imágenes crudas;
cuanto menos hablemos del tema será más prudente.
No vayamos a caer en el típico error de llamarlo
genocidio, exterminio, homicidio ni muerte inocente:
simplemente final, Solución (que eufemismo) Final.
Tecnicismos aparte, homicidio resulta muy fuerte.
Hay quien dice que un día seremos juzgados por ello;
que a la vista los pueblos de tanta maldad llorarán de amargura
y saldrán a la luz imprudente esas zanjas
que ocultamos, cobardes, repletas de muertes impúdicas,
esos hornos que abrasan las carnes inútiles,
esas cámaras llenas de gas asesinas e inmundas,
esos campos orgullo de nuestra eficacia;
y ese horror quemará las conciencias y entrañas profundas
de millones de seres de todos los tiempos.
Pero al fin y a la postre ¿quien puede decir que la suya
es la norma objetiva del Bien para el hombre?
¿No eres tú, Voluntad Soberana, la norma absoluta?
Berlín, 28 de diciembre de 1941.
No verán ya la luz, no abrirán a la vida sus ojos
ni verán una puesta dorada de sol;
admitamos que no hubo delito ninguno monstruoso,
más allá del equívoco mismo de siempre:
existir sin poder defenderse , sin voz y sin voto,
no escoger el momento adecuado de ser,
no saber que estorbaban en este lugar peligroso…
o que en este preciso momento, o que en esta
sociedad avanzada que aspira a un futuro grandioso,
no tuvieron la suerte de ser deseados
como fueron por todos los suyos queridos los otros.
O tal vez cometieron el único fallo
de tener un problema: Unos genes con tipos erróneos,
de tener un visible defecto congénito.
De no ser lo brillantes y listos que exigen los doctos,
o no ser ejemplares perfectos y puros
como somos perfectos y puros y listos nosotros.
La mejor solución, no lo dudes, es ésta.
De otro modo serían un lastre social insufrible.
y una carga imposible también para mí.
Ni ellos mismos hubieran vivido existencias felices.
Por fortuna pudimos poner solución.
Por supuesto no debe quedar su recuerdo visible;
que no queden sus nombres escritos en listas;
que no sufran angustias aquellas conciencias sensibles.
No llevemos las cuentas de cuantos han sido;
no tendrán una tumba con nombres y fechas que indiquen
que son seres humanos que tienen derechos.
La nación soberana ha juzgado su suerte, infalible,
y es su juicio razón necesaria y bastante:
Nadie puede imponer sus creencias a mentes más libres.
Eso sí: debe ser un proceso sin riesgos higiénicos;
en lugares discretos que sean para esta función convenientes ,
que no causen molestias a los ciudadanos.
Que los restos no sean visibles. Sin huellas de sangre indecente .
Siempre habrá matarifes a sueldo que sepan hacerlo.
No hace falta que el pueblo ignorante de todo se entere,
ni mostrar truculentas imágenes crudas;
cuanto menos hablemos del tema será más prudente.
No vayamos a caer en el típico error de llamarlo
genocidio, exterminio, homicidio ni muerte inocente:
simplemente final, Solución (que eufemismo) Final.
Tecnicismos aparte, homicidio resulta muy fuerte.
Hay quien dice que un día seremos juzgados por ello;
que a la vista los pueblos de tanta maldad llorarán de amargura
y saldrán a la luz imprudente esas zanjas
que ocultamos, cobardes, repletas de muertes impúdicas,
esos hornos que abrasan las carnes inútiles,
esas cámaras llenas de gas asesinas e inmundas,
esos campos orgullo de nuestra eficacia;
y ese horror quemará las conciencias y entrañas profundas
de millones de seres de todos los tiempos.
Pero al fin y a la postre ¿quien puede decir que la suya
es la norma objetiva del Bien para el hombre?
¿No eres tú, Voluntad Soberana, la norma absoluta?
Berlín, 28 de diciembre de 1941.