Editorial Alaire

Si quieres la verdad,
te diré que en el fondo
pienso que es solo un juego,
que hay que saber jugar,
como si un Dios sin rostro,
dispusiera en su mesa
las complicadas piezas,
de un juego incomprensible
que juega en solitario.

Solamente es su voz
la que habla por sus bocas,
solamente es su mente
la que guía sus pasos,
solamente es su mano
la que traza el destino,
en función de las reglas
que dominan el juego
y que él mismo ha trazado.

Cada vez que es preciso
la pieza que no sirve
se retira del juego
y va donde otras piezas
aguardan su momento.

Allí aprenderá que su historia pasada
fue parte del papel,
asignado en el juego
en esta última ronda,
que ese papel no es él,
y aquellos que ha querido,
que le hirieron, acaso,
son solo otros papeles
de la misma comedia.

Más importante aún,
es que el actor entienda
las lecciones del personaje,
y prepare su alma
para un nuevo viaje.

Cuando llegue su tiempo
y haya otro personaje,
que precise un actor
que sepa lo que él sabe,
volverá a entrar en juego,
se vestirá de carne,
y habrán otras lecciones
que puedan enseñarle.

Precioso poema, amiga Selene, que ha sido un placer leerte.
Te mando un cordial saludo.

Muy amable Rafel te pasees por mis letras.
Saludos cordiales