Editorial Alaire

No está en el reloj, la hora cuando las bestias se vuelven niños.
La transeúnte camina despacio, despeinada, con la negrura del maquillaje
dibujando la serpiente del alivio. Le gusta pensar
que las llaves que suenan en el bolso sirven
para asustar los caníbales de la hierba, que suelen devorar tacones.
Que la desnudez puede traer orcas y sola sentir
el pulmón inmenso del suicidio, como se infla de horizonte.
Le llega ese deseo de orinar sobre un rostro de ángel.
Ladra el perro de los charcos, ladra luz.
El pentagrama de los silbidos, cuando el mármol
es esperma y mujer
en las trompetas del hombro.
Salva-me, le grito, salva, le, me, grito.
La conciencia ha perdido su sexo.

Marius, encuentro un poema crudo, como la realidad. Un poema desgarrado como las caras de muchas mujeres de la India. Grotesco como el filósofo griego que que después de violar al niño en su gran piscina, lo tiraba vivo por un barranco. Poema oscuro, real. Me gustó. Abrazos, ERA

esto me parece una enormidad de bueno... palabras arrojadas. En cuclillas ponerse a recoger imágenes sobre un piso mojado y que la tensión sea el gesto de intentar hablar sin que los sonidos surjan o que lo que surja sean historias inesperadas, palabras que se han saciado de esperar y salen por donde pueden, porque quedaron cerca, porque es su oportunidad sin dejar de mostrar que todo pasa durante el gesto de un grito desesperado, incómodo, que no encuentra reparo.
muy abrazo

Marius Gabureanu, Fantástica entrega, Marius! Sentimiento en mano y hondo contenido!

Mariuus, duro lenguaje para un sentir hondo y consagrado a
la imagen portentosa de la crudeza hecha metáfora y sigilo.

un abrazo

Hay crudeza en el poema, pero la vida la tiene y tú la has mostrado en bellos versos.
Abrazos
Pilar

Un crudo poema, muy bien escrito, con una dureza en las imágenes que crea esa angustia, ese malestar que la temática desprende.

Un abrazo amigo Marius y mi admiración.

Marius Gabureanu escribió:No está en el reloj, la hora cuando las bestias se vuelven niños.
La transeúnte camina despacio, despeinada, con la negrura del maquillaje
dibujando la serpiente del alivio. Le gusta pensar
que las llaves que suenan en el bolso sirven
para asustar los caníbales de la hierba, que suelen devorar tacones.
Que la desnudez puede traer orcas y sola sentir
el pulmón inmenso del suicidio, como se infla de horizonte.
Le llega ese deseo de orinar sobre un rostro de ángel.
Ladra el perro de los charcos, ladra luz.
El pentagrama de los silbidos, cuando el mármol
es esperma y mujer
en las trompetas del hombro.
Salva-me, le grito, salva, le, me, grito.
La conciencia ha perdido su sexo.

Ni los minutos ni el transcurso de milésimas de segundo pueden ahuyentar las fieras degolladas. Permanecen en el infinito escalón de los sumarios penosos. No ceden casi nada; sólo belleza y grandeza a través de tu gran texto, querido Marius.

Abrazos enormes y que se llene la sala de aplausos!

Hola, Marius,
es como completar un ciclo volviendo a un lugar de donde no se partió. Caminar es un sitio oscuro, no parece real. Hace falta apretar una materia para no dejarse ir. El sonido vale como materia. Toda presencia vale como materia. Es muy grande este poema. Devorador de maniqueísmos. Abrazos.

Sube esta maravilla para nuestro deleite.

Un poema crudo, descarnado... me recueda a los cuadros de Bacon.

Un abrazo.

Extraordinario, Marius, como todo lo que escribes.

Crudeza, sinceridad, denuncia...todo ello entremezclado con belleza y dolor.

Un beso
Aplausos a montones
Ana

Poema de la hora insondable, del miedo, de la desolación humana. Terrible subrealidad que se nutre de los infinitos gritos del hombre. La idea poética se encuentra condensada como una molécula que anhela estallar. Se merece este texto otras relecturas. Ha sido un placer, amigo.

Un abrazo.
Óscar

Siento tu poema como un grito hondo y desesperado desde los abismos del ser, un grito necesario y liberador. Inmenso, querido amigo. Mis aplausos, una vez más, a tan excelente entrega poética. Un abrazo.

Hola amigo, muy amigo. todo bien, las palabras o uno a veces se alivianan y eso debe estar bien. no es que no están. están más arriba del papel cómo las ganas del ocio. quizás no saben si dar un paso o cómo darlo y hay que esperar. abrazo bien grande.