Editorial Alaire

Con sólo una sonrisa.




(Ayer, en un supermercado, presencié la sonrisa más hermosa
que haya visto en mucho tiempo).

Duró tan sólo un instante.

Fue como un flash disparado
por alguien que te sorprende
y me grabó la certeza
de que hay bondad en el mundo.

Que las cosas más bonitas de la vida
vienen gratis,
que aquella sonrisa trajo
paz al alma sorprendida,
humildad cuando no esperas
regalos de rosas blancas
en labios de porcelana.

(Con tan sólo una sonrisa y un gesto de “pase usted”)

Y pasó la viejecita... despacito...
con su carro de la compra, sus achaques a la espalda
y un semblante agradecido.

A un lado quedó la joven de la cara iluminada,
la de la sonrisa abierta, la que contagiaba el aire
de bien estar y ventura.

No hicieron falta palabras;
ni siquiera que sonaran timbales de bronco acento
para resaltar la escena,
y hasta es posible que nadie más se fijara
en lo que allí sucedía.

(Y volvieron a escucharse los “ting” de los lectores
de los códigos de barras.
!Señor!
¿Tiene usted coche en el parking?
Ay, perdón, se me olvidaba).

Esa noche les hice a los míos
con más esmero, si cabe,
boquerones rebozados en polenta,
crujientes, tan calentitos...

(Me dijeron que me quedaron muy ricos).

Lo que nunca les conté
es que estaban bendecidos por un gesto y la sonrisa
de quien reparte cariño
sin esperar nada a cambio.
Que los milagros existen
en las cositas más nimias y en los guiños de la vida,
pero que sólo los vemos...
cuando creemos que pasan...
y con los ojos del alma los queremos aprehender.



Víctor F. Mallada

Víctor F. Mallada escribió:Con sólo una sonrisa.




(Ayer, en un supermercado, presencié la sonrisa más hermosa
que haya visto en mucho tiempo).

Duró tan sólo un instante.

Fue como un flash disparado
por alguien que te sorprende
y me grabó la certeza
de que hay bondad en el mundo.

Que las cosas más bonitas de la vida
vienen gratis,
que aquella sonrisa trajo
paz al alma sorprendida,
humildad cuando no esperas
regalos de rosas blancas
en labios de porcelana.

(Con tan sólo una sonrisa y un gesto de “pase usted”)

Y pasó la viejecita... despacito...
con su carro de la compra, sus achaques a la espalda
y un semblante agradecido.

A un lado quedó la joven de la cara iluminada,
la de la sonrisa abierta, la que contagiaba el aire
de bien estar y ventura.

No hicieron falta palabras;
ni siquiera que sonaran timbales de bronco acento
para resaltar la escena,
y hasta es posible que nadie más se fijara
en lo que allí sucedía.

(Y volvieron a escucharse los “ting” de los lectores
de los códigos de barras.
!Señor!
¿Tiene usted coche en el parking?
Ay, perdón, se me olvidaba).

Esa noche les hice a los míos
con más esmero, si cabe,
boquerones rebozados en polenta,
crujientes, tan calentitos...

(Me dijeron que me quedaron muy ricos).

Lo que nunca les conté
es que estaban bendecidos por un gesto y la sonrisa
de quien reparte cariño
sin esperar nada a cambio.
Que los milagros existen
en las cositas más nimias y en los guiños de la vida,
pero que sólo los vemos...
cuando creemos que pasan...
y con los ojos del alma los queremos aprehender.



Víctor F. Mallada

Precioso poema, enriquecedor. Con sólo ver un acto de bondad el cerebro segrega dopamina. La bondad se puede probar científicamente. Pero tu no tienes necesidad de reportes, tu corazón da y recibe libremente de la abundancia del amor. Abrazos, ERA

Qué poco cuesta hacer felices a los demás
y conseguir la admiración de un buen poeta.

Mi abrazo que no falte y mi aplauso.

Guillermo

Víctor este poema es una preciosidad, de qué manera tan natural, sin artificios, cuentas un momento, un instante que la mayoría de las veces pasa desapercibido por el devenir frenético del día a día.

Esas pequeñas cosas, un gesto, una sonrisa, una lágrima, son cosas de las que sólo se percata un poeta.

Un abrazo.

Víctor F. Mallada escribió:Con sólo una sonrisa.




(Ayer, en un supermercado, presencié la sonrisa más hermosa
que haya visto en mucho tiempo).

Duró tan sólo un instante.

Fue como un flash disparado
por alguien que te sorprende
y me grabó la certeza
de que hay bondad en el mundo.

Que las cosas más bonitas de la vida
vienen gratis,
que aquella sonrisa trajo
paz al alma sorprendida,
humildad cuando no esperas
regalos de rosas blancas
en labios de porcelana.

(Con tan sólo una sonrisa y un gesto de “pase usted”)

Y pasó la viejecita... despacito...
con su carro de la compra, sus achaques a la espalda
y un semblante agradecido.

A un lado quedó la joven de la cara iluminada,
la de la sonrisa abierta, la que contagiaba el aire
de bien estar y ventura.

No hicieron falta palabras;
ni siquiera que sonaran timbales de bronco acento
para resaltar la escena,
y hasta es posible que nadie más se fijara
en lo que allí sucedía.

(Y volvieron a escucharse los “ting” de los lectores
de los códigos de barras.
!Señor!
¿Tiene usted coche en el parking?
Ay, perdón, se me olvidaba).

Esa noche les hice a los míos
con más esmero, si cabe,
boquerones rebozados en polenta,
crujientes, tan calentitos...

(Me dijeron que me quedaron muy ricos).

Lo que nunca les conté
es que estaban bendecidos por un gesto y la sonrisa
de quien reparte cariño
sin esperar nada a cambio.
Que los milagros existen
en las cositas más nimias y en los guiños de la vida,
pero que sólo los vemos...
cuando creemos que pasan...
y con los ojos del alma los queremos aprehender.



Víctor F. Mallada

Una preciosidad de poema. La última estrofa es el cierre perfecto para el cobijo y el suave bienestar que cada verso va depositando en el alma.
Un gran abrazo, poeta y aplausos de pie

E. R. Aristy escribió:
Precioso poema, enriquecedor. Con sólo ver un acto de bondad el cerebro segrega dopamina. La bondad se puede probar científicamente. Pero tu no tienes necesidad de reportes, tu corazón da y recibe libremente de la abundancia del amor. Abrazos, ERA

Como la Bamba, somos química y otra cosita. Gracias ERA, por tanta amabilidad tantas veces expresadas.

Un abrazo,

Víctor

Víctor,

Hermoso poema que resalta el valor de algo que está al alcance de todos: Un gesto amable, una sonrisa....

Ángel

(Me he quedado con las ganas de probar los boquerones rebozados en polenta...)

Guillermo Cuesta escribió:Qué poco cuesta hacer felices a los demás
y conseguir la admiración de un buen poeta.

Mi abrazo que no falte y mi aplauso.

Guillermo

Gracias, Guillermo, por el abrazo y el aplauso. Admiración es la que siento por tus escritos.

Un placer, amigo.

Víctor

Israel Liñán escribió:Víctor este poema es una preciosidad, de qué manera tan natural, sin artificios, cuentas un momento, un instante que la mayoría de las veces pasa desapercibido por el devenir frenético del día a día.

Esas pequeñas cosas, un gesto, una sonrisa, una lágrima, son cosas de las que sólo se percata un poeta.

Un abrazo.

Gracias, Israel, por este gesto tuyo, que dice mucho de tu sensibilidad como persona.

Un abrazo, amigo.

Víctor

Siempre nos traes el lado irónico o positivo de la vida y eso alegra.
Besos
Pilar

Víctor

me ha gustado mucho, amigo. En tu estilo narrativo y natural nos propones una escena de tierna humanidad. Amabilidad y sonrisas. Algo de lo que andamos muy necesitados últimamente. Me viene a la mente una canción que decía: "es tan fácil burlarse, es tan fácil odiar; se necesitan agallas para ser amable y educado..."

Un abrazo Víctor

Me ha gustado tu poema. Lástima que lo que debiera ser norma, más de humanidad que de cortesía, se convierta en excepción.

Un abrazo.

Que bueno es cuando la palabra és y está en todo, mi querido compañero Victor.

Me encantan estos poemas y diálogos personales, que dejan ver el alma de quien escribe, y la manera como este siente el palpitar del mundo.

Un abrazo y gracias por compartir.

Elizabeth Barrio Paredes escribió: Una preciosidad de poema. La última estrofa es el cierre perfecto para el cobijo y el suave bienestar que cada verso va depositando en el alma.
Un gran abrazo, poeta y aplausos de pie

Gracias, Elizabeth.

El poder de una sonrisa y un poemita con apoyos tónicos en séptima sílaba. Gracias por tu apoyo y estas palabras que aquí dejas.

Un abrazo,

Víctor

Angel Sarroca escribió:Víctor,

Hermoso poema que resalta el valor de algo que está al alcance de todos: Un gesto amable, una sonrisa....

Ángel

(Me he quedado con las ganas de probar los boquerones rebozados en polenta...)

Gracias, Ángel.

Cuando quieras quedamos para probar unos vinos e intercambiar estrofas y recetas.

Un abrazo, amigo.

Víctor