Editorial Alaire

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Muchas
veces fui
a la pradera
buscando amor
en una roja amapola,
y siempre lo encontré allí
porque al acercarme a ellas
sus pétalos volaban a mis manos
y decían: "tómame que hoy soy tuya".
Yo los echaba a volar y se perdían llevados
en las alas del viento, y yo quedaba allí mirando
su vuelo hasta que en la distancia se perdían, entonces
yo soñaba
con ella y reía,
pero todo era
un mal sueño,
pues cuando
despertaba
no hallaba
a mi lado
otra cosa
que aquel
olvido en
que ella
me tenía.
Lloraba yo,
¿y para qué?
de nada ya servía
ni llorar, ni reír, ni cantar...
La amapola moría a mis pies,
y mi amor ya no hallaba la forma
de volver a encontrar lo que siempre
creí como tonto perdido, que sólo era mío.
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El dibujo es llamativo.

Hola, Juan Pablo,
estos versos son una muestra de autenticidad ( perdóname por no ser fiel a la figura ni siquiera en su fracción ): "aquel olvido en que ella me tenía". Que alguien pueda tener a otro en el olvido, Te-ner-lo, poseerlo en el olvido. Decirle a alguien: te tengo ahí, en eso, te tengo, es como decir me eres cuando nada queda por recordar. Me parece una muestra de sensibilidad ulterior. Un placer de lectura. Mis saludos.

Hay cosas que cuando se pierden no se recuperan nunca y hay cosas que no se pueden perder porque nunca las tuvimos. Interesante reflexión.
Un abrazo.
Pepa