Pasos verde oscuro en la orilla
Publicado: Lun, 03 Jun 2013 22:04
Y recitas los gajos del columpio en mi pelo,
y te anuncio en mi párpado,
arqueando las venillas, como si rodase
por el manglar un huevo.
Las cenizas en la joya de la pleamar
y el sacramento de la luna devorado
por un brillo simbólico.
Y gasas grises empapadas
por la humedad supina, bosquimana,
celaje de una frontera sobre otra,
encofrando la riente herida y la creciente resta de los alrededores,
donde perder se halla sensacionalmente,
sin impresión.
Botón del llamado musgo, sólo por el perfume anonadado,
sólo por la incrustación, sólo por el relieve
que hundo si me respiras azotándome.
Soy cada cuajo antiguo de tu talón pelado por las hojas descubiertas,
el mármol de la sombra que la sombra de la lluvia ablanda,
un día no realizable en que la rémora del mal está dormida
y la eyección de la naturaleza juega a beber de su propio surtidor
con una comisura de su cuerpo arrodillado.
Y estás desconcretándome ya mismo,
estás perfeccionándote en la secreción del fin;
yo para oirte hablar hago piezas de alfarería con las vibrantes
evoluciones cartilaginosas de la piedra,
y para oirte oir las arrojo al golpe venéreo de tus pasos sin ti.
y te anuncio en mi párpado,
arqueando las venillas, como si rodase
por el manglar un huevo.
Las cenizas en la joya de la pleamar
y el sacramento de la luna devorado
por un brillo simbólico.
Y gasas grises empapadas
por la humedad supina, bosquimana,
celaje de una frontera sobre otra,
encofrando la riente herida y la creciente resta de los alrededores,
donde perder se halla sensacionalmente,
sin impresión.
Botón del llamado musgo, sólo por el perfume anonadado,
sólo por la incrustación, sólo por el relieve
que hundo si me respiras azotándome.
Soy cada cuajo antiguo de tu talón pelado por las hojas descubiertas,
el mármol de la sombra que la sombra de la lluvia ablanda,
un día no realizable en que la rémora del mal está dormida
y la eyección de la naturaleza juega a beber de su propio surtidor
con una comisura de su cuerpo arrodillado.
Y estás desconcretándome ya mismo,
estás perfeccionándote en la secreción del fin;
yo para oirte hablar hago piezas de alfarería con las vibrantes
evoluciones cartilaginosas de la piedra,
y para oirte oir las arrojo al golpe venéreo de tus pasos sin ti.