La strada

Poemas en verso y/o en prosa de cualquier estructura y/o combinación.

Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle

Ana Muela Sopeña
Mensajes: 12027
Registrado: Sab, 29 Dic 2007 14:18
Ubicación: España - Bilbao
Contactar:

Re: La strada

Mensaje sin leer por Ana Muela Sopeña »

Ver películas en pantalla grande tiene una magia especial. Es algo increíble que no tiene nada que ver con visionar la misma película en la televisión, en la pantalla del ordenador o a través del móvil.

Adoro el cine.

Una vez tuve una especie de depresión, pero no llegaba. Tras tomar una medicación para una enfermedad común me quedé sin energía (era un efecto secundario), como una zombi.

Superé ese estado yendo al cine. Cada día iba al cine y veía una película. Andaba cuatro kilómetros hasta el cine. Veía la película y volvía a andar cuatro kilómetros para volver a casa.

Funcionó como una terapia.

Además, del cine me gusta todo. Los actores, el guion, la fotografía, la música, los efectos especiales, el atrezzo...

A los disidentes los meten en la cárcel en algunos países: en China, Turquía, Rusia, Venezuela, Corea del Norte...

En España se intenta que no, pero a través del delito de odio (que es un cajón de sastre), si se aplica mal... puede alguien enfrentarse a una condena simplemente por emitir una opinión.

Un abrazo, Enrique
Ana
La Luz y la Tierra, explosión que abre el corazón del espacio.
http://www.laberintodelluvia.com
Avatar de Usuario
F. Enrique
Mensajes: 8448
Registrado: Mié, 22 Ago 2012 19:47
Ubicación: Abyla
Contactar:

Re: La strada

Mensaje sin leer por F. Enrique »



Gracias, Ana, yo voy al cine nunca, me he acostumbrado a ver películas en Bluray y Compact Disc. Te envidio por esa voluntad que tuviste, apareces entonces como un sueño de la insistencia. La última película que vi en la pantalla grande fue la más que interesante "Insomnio" Pacino es el anti-héroe que nunca se arrodilla ante lo imposible, sabiendo como sabe que nunca podrá vencer. Era una pequeña sala del Centro Comercial que cerraron al pasar yo por ella. No sabía entonces que la única importancia que tengo es que aprendí a destruir lo bello.


Gracias. Un abrazo.
Última edición por F. Enrique el Vie, 26 May 2023 9:24, editado 2 veces en total.
***
Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
cuando no encuentra el camino de tus labios./align]
Avatar de Usuario
F. Enrique
Mensajes: 8448
Registrado: Mié, 22 Ago 2012 19:47
Ubicación: Abyla
Contactar:

Re: La strada

Mensaje sin leer por F. Enrique »

Toda la belleza de una sonrisa triste cuando todo se ha perdido.

Un poeta checo definió con esta expresión la evocación de la Juventud. Cuando se pierde para siempre es cuando confluye en ella, en su recuerdo, toda la belleza que existe.
(Talibán Sevilla - 10 de febrero de 2009)

F. Enrique escribió: Vie, 31 May 2013 20:41 Imagen

Oscuro callejón perdido en el tormento
del resplandor aciago que tiembla en las heridas
del amargo vestigio
que golpea un cartel olvidado en el muro
de la huella prendida en el vientre de un sueño.

Divagar sin salida que entierra el maquillaje
en la grieta profunda
donde tropiezo y vago
como una mariposa que no tiene vereda
y asume su caída entre las espesuras,
como el polvo anhelante que pena con los lirios
que mueren por la noche
y vuelve a los espejos
con el rostro angustiado de una promesa abstracta.

Este taró y el viento sin fuerza que persiste,
esta reminiscencia de versos entre los sauces
son como las memorias que nunca se marcharon,
que nunca se escribieron y quedan en el alma.

Como un sueño perdido de agosto en las escenas
veo pasar la máscara torturada y sentida
de un Fellini que busca
la Sombra en el pasado,
en bambalinas negras, en guirnaldas sin flores,
en la lona sin vida de un carrusel fingido.

¡Ay, no te acuerdas , Laura, de las burlas del Mato!,
No sabe estar callado este loco poeta
y Zampanó se enfada y ejecuta a la Risa,
y no quiere escuchar
aquella melodía tierna de Gelsomina
que vierte su amargura en una calma rota
y glosa su destierro en la lengua que arrastra
la mórbida condena que navega en el aire.

¿Ya no te acuerdas, Laura? Esa tarde de agosto,
ese calor intenso, la pasión que rimabas,
nuestra tronera abierta recogiendo la brisa,
el sudor en tu espalda, en tus piernas ardientes.

El viento de levante, detenido en los rostros,
ahonda en el clamor
de una sonrisa triste sedienta de ternura;
resucito la risa cuando todo se pierde
y no quedan pañuelos para seguir llorando,
reivindico el amor ciego de Gelsomina
hacia lo que se mueve, respira y acompaña
este extraño vagar por las llagas confusas
en el mirar sin rumbo de los volatineros,
en el sentir errante que cruza sin destino.

El salitre que llega desde los espigones
aprisiona la piel que refugio no encuentra,
insiste en el dolor que no encuentra medida,
en la muerte que viene a esparcir su dominio
en la mísera arena donde vagan los pobres.

Esta paz que se muestra sin arte y con desvelo
hace que piense en ti, en tu amor militante,
en tu lucha sin tregua
por alcanzar la luna
que hiere tus cristales en el claro sombrío
de las olas que braman ante tu rostro intacto,
ante tu voz serena.

Abrigo la esperanza verde que me quitaste,
me enamoro del mar que se agita en tus ojos
y hace que me emocione siempre con tu misterio,
que abrace la canción dulce que me cantabas.

(Conversaciones con Laura)
***
Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
cuando no encuentra el camino de tus labios./align]
Avatar de Usuario
F. Enrique
Mensajes: 8448
Registrado: Mié, 22 Ago 2012 19:47
Ubicación: Abyla
Contactar:

Re: La strada

Mensaje sin leer por F. Enrique »

Me publicaron este artículo el 23 de mayo. No tuve que soltar ni un solo euro. Espero que te guste. He de corregirlo un poco, eliminar, hay ideas obsesivas que se repiten.

Quizás la poesía nunca haya estado de moda.


23 de mayo de 2023




¡Ay, no te acuerdas , Laura, de las burlas del Mato!,
No sabe estar callado este loco poeta
y Zampanó se enfada y ejecuta a la Risa,
y no quiere escuchar
aquella melodía tierna de Gelsomina
que vierte su amargura en una calma rota
y glosa su destierro en la lengua que arrastra
la mórbida condena que navega en el aire.

La Strada era una de las películas que más y mejores críticas tenía en nuestro cerrado círculo de amigos, todos éramos aficionados al cine, por ello me entristeció más que casi todos se hubieran olvidado de "Il Mato", un Richard Basehart que nos recuerda al niño travieso, tierno y deslenguado que todos llevamos dentro, y convirtieran la película en un diálogo entre la furia primaria, no del todo malintencionada, pero de consecuencias funestas e irreversibles, de Zampanó y el amor sin medida ni razón de la deliciosa Gelsomina. Por supuesto que Anthony Quinn y Giuletta Masina también están soberbios; él sabe representar el nihilismo involuntario de los que nunca tienen nada, ella la tristeza herida de los que nacen solo por el amor que no se encuentra..

Siempre he recordado la tarde de agosto en que vi La Strada por primera vez, el sueño entre Laura y yo parecía haber entrado en un letargo y esos momentos agitaban nuestras conciencias; no pudimos escapar de la bondad de Gelsomina, de su carácter abnegado y su inclinación acusada hacia la sentimentalidad, del amor, la libertad temeraria e irrenunciable del Mato, de la brutalidad, consecuencia de la ignorancia y de la mala vida de Zampanó.

Creo que Fellini, sobre todo en su primera etapa, era un poeta de primer orden, escribiendo el guion (con afortunadas colaboraciones), manejando la cámara como si fuera un pincel que busca la poesía agónicamente en la soledad asumida del blanco y negro de los expre. La Strada es una de esas películas que se quedan en el alma, sus personajes son casi títeres abandonados al destino; Zampanó, Gelsomina y Il Mato no tienen la culpa de la debilidad de sus propias naturalezas. Uno mata arrebatado por su ira contra la risa que no comprende, la otra siente un amor enfermizo y un comportamiento masoquista, pero se convierte en un referente universal por la pureza de su corazón, el poeta, aquí le llaman loco, miente en sus versos pero dice la verdad en la calle y eso es tan peligroso que acaba costándole la vida, cuando pensaba que la vida merecía la pena a pesar de las miserias.

Apenas puedo hablar de Fellini en estos días; hace ya demasiados años que no veo una película suya; Las noches de Cabiria y La strada son películas que no se olvidan fácilmente, ambos personajes carecen de inteligencia, pero están llenos de candor, intentan solucionar las situaciones con una sonrisa y las buenas intenciones. Se exageró cuando hablaron de Giulietta Masina como si fuera la réplica femenina de Chaplin. Es cierto que no tiene un cuerpo de doctrina, sobreviven sin pensar, aunque Gelsomina se muera y nos deje su canción navegando en el aire, pero la grandeza de su corazón no tienen cabida ni siquiera en el mundo de los sueños.

Vi La strada tarde, muy tarde, el año era 1990, ya había visto unas cuantas películas de Fellini. Había voces en aquel entonces que hablaban de que había envejecido mal, que había pasado a la historia, como la chica de Jagger y Richards, una de esas críticas creo recordar que era la de Gaetano Veloso, me extrañó, ya que está lleno de sensibilidad. Por suerte en este tiempo se ha recobrado la cordura, aunque sea en unos pocos apartados. Presenta unos mitos universales y el marco, miserable, casi lóbrego, de la Italia de los 50, hace creíble la historia de un amor no correspondido, abnegado, que sonríe a la cara a los ojos de la tristeza, y el inevitable encuentro prematuro del Loco, que insiste en provocar solo porque le divierte que enfade lo que no se comprende, con la muerte.

No debemos buscar más, lo que encontramos es un paseo por los sueños abortados y el gran cine que desprende la inolvidable banda sonora que lo inunda todo, incluso lo que tenemos que imaginar porque no sale en la pantalla. Un Zampanó cuya dura vida ha hecho que no se estremezca cuando tiemblan los pobres, que hace cosas de un malvado, aunque no lo sea. Las consecuencias de sus actos son espantosas, irreversibles.

Pienso que debemos acudir a la Strada cada vez que exigimos al cine que nos devuelva la poesía, quizás no sea bella la que saquemos de ella, pero es tan profunda que es posible que nunca lleguemos a llenarnos de ella completamente.
.
Quizás deba volver al cine, A,, pedirle que me devuelva la poesía que no encuentro en las versiones subtituladas que no son originales. Quizás sea un pedante perdido en un mundo que castiga a los disidentes con el olvido, ya que está mal visto en estos días meter en prisión a los hombres por sus ideas. Gelsomina y Zampanó viven un amor imposible entre una tierna y un bruto capaz de masacrar a un loco en un arranque de ira. Pero ya sabemos que los amantes de los pájaros los encierran en una jaula, y hay veces que los ciegan..
***
Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
cuando no encuentra el camino de tus labios./align]
Avatar de Usuario
F. Enrique
Mensajes: 8448
Registrado: Mié, 22 Ago 2012 19:47
Ubicación: Abyla
Contactar:

Re: La strada

Mensaje sin leer por F. Enrique »

F. Enrique escribió: Lun, 29 May 2023 12:11 Me publicaron este artículo el 23 de mayo. No tuve que soltar ni un solo euro. Espero que te guste. He de corregirlo un poco, eliminar, hay ideas obsesivas que se repiten.

Quizás la poesía nunca haya estado de moda, el alma tampoco, pero necesitamos creer en ella.


23 de mayo de 2023




¡Ay, no te acuerdas , Laura, de las burlas del Mato!,
No sabe estar callado este loco poeta
y Zampanó se enfada y ejecuta a la Risa,
y no quiere escuchar
aquella melodía tierna de Gelsomina
que vierte su amargura en una calma rota
y glosa su destierro en la lengua que arrastra
la mórbida condena que navega en el aire.

La Strada era una de las películas que más y mejores críticas tenía en nuestro cerrado círculo de amigos, todos éramos aficionados al cine, por ello me entristeció más que casi todos se hubieran olvidado de "Il Mato", un Richard Basehart que nos recuerda al niño travieso, tierno y deslenguado que todos llevamos dentro, y convirtieran la película en un diálogo entre la furia primaria, no del todo malintencionada, pero de consecuencias funestas e irreversibles, de Zampanó y el amor sin medida ni razón de la deliciosa Gelsomina. Por supuesto que Anthony Quinn y Giuletta Masina también están soberbios; él sabe representar el nihilismo involuntario de los que nunca tienen nada, ella la tristeza herida de los que nacen solo por el amor que no se encuentra..

Siempre he recordado la tarde de agosto en que vi La Strada por primera vez, el sueño entre Laura y yo parecía haber entrado en un letargo y esos momentos agitaban nuestras conciencias; no pudimos escapar de la bondad de Gelsomina, de su carácter abnegado y su inclinación acusada hacia la sentimentalidad, del amor, la libertad temeraria e irrenunciable del Mato, de la brutalidad, consecuencia de la ignorancia y de la mala vida de Zampanó.

Creo que Fellini, sobre todo en su primera etapa, era un poeta de primer orden, escribiendo el guion (con afortunadas colaboraciones), manejando la cámara como si fuera un pincel que busca la poesía agónicamente en la soledad asumida del blanco y negro de los expre. La Strada es una de esas películas que se quedan en el alma, sus personajes son casi títeres abandonados al destino; Zampanó, Gelsomina y Il Mato no tienen la culpa de la debilidad de sus propias naturalezas. Uno mata arrebatado por su ira contra la risa que no comprende, la otra siente un amor enfermizo y un comportamiento masoquista, pero se convierte en un referente universal por la pureza de su corazón, el poeta, aquí le llaman loco, miente en sus versos pero dice la verdad en la calle y eso es tan peligroso que acaba costándole la vida, cuando pensaba que la vida merecía la pena a pesar de las miserias.

Apenas puedo hablar de Fellini en estos días; hace ya demasiados años que no veo una película suya; Las noches de Cabiria y La strada son películas que no se olvidan fácilmente, ambos personajes carecen de inteligencia, pero están llenos de candor, intentan solucionar las situaciones con una sonrisa y las buenas intenciones. Se exageró cuando hablaron de Giulietta Masina como si fuera la réplica femenina de Chaplin. Es cierto que no tiene un cuerpo de doctrina, sobreviven sin pensar, aunque Gelsomina se muera y nos deje su canción navegando en el aire, pero la grandeza de su corazón no tienen cabida ni siquiera en el mundo de los sueños.

Vi La strada tarde, muy tarde, el año era 1990, ya había visto unas cuantas películas de Fellini. Había voces en aquel entonces que hablaban de que había envejecido mal, que había pasado a la historia, como la chica de Jagger y Richards, una de esas críticas creo recordar que era la de Gaetano Veloso, me extrañó, ya que está lleno de sensibilidad. Por suerte en este tiempo se ha recobrado la cordura, aunque sea en unos pocos apartados. Presenta unos mitos universales y el marco, miserable, casi lóbrego, de la Italia de los 50, hace creíble la historia de un amor no correspondido, abnegado, que sonríe a la cara a los ojos de la tristeza, y el inevitable encuentro prematuro del Loco, que insiste en provocar solo porque le divierte que enfade lo que no se comprende, con la muerte.

No debemos buscar más, lo que encontramos es un paseo por los sueños abortados y el gran cine que desprende la inolvidable banda sonora que lo inunda todo, incluso lo que tenemos que imaginar porque no sale en la pantalla. Un Zampanó cuya dura vida ha hecho que no se estremezca cuando tiemblan los pobres, que hace cosas de un malvado, aunque no lo sea. Las consecuencias de sus actos son espantosas, irreversibles.

Pienso que debemos acudir a la Strada cada vez que exigimos al cine que nos devuelva la poesía, quizás no sea bella la que saquemos de ella, pero es tan profunda que es posible que nunca lleguemos a llenarnos de ella completamente.
.
Quizás deba volver al cine, A,, pedirle que me devuelva la poesía que no encuentro en las versiones subtituladas que no son originales. Quizás sea un pedante perdido en un mundo que castiga a los disidentes con el olvido, ya que está mal visto en estos días meter en prisión a los hombres por sus ideas. Gelsomina y Zampanó viven un amor imposible entre una tierna y un bruto capaz de masacrar a un loco en un arranque de ira. Pero ya sabemos que los amantes de los pájaros los encierran en una jaula, y hay veces que los ciegan para que canten más todavía.
***
Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
cuando no encuentra el camino de tus labios./align]
Responder

Volver a “Foro de Poemas”