LA LLUVIA DEL INSTANTE
Publicado: Mar, 28 May 2013 8:15
En alguna vida,
tal vez en este cuerpo,
volveré a existirte sentida en madrugadas,
cubierta de manos izadas a los vientos,
atadas al tiempo que ahora te renuncia
oculta en el velo que duerme la palabra.
Amarte es camino
que agota el sentimiento,
infierno que vuela
la voz de rama en rama,
mañana que nunca termina la caricia,
que en la avaricia brota
brutal entre arenales,
y en los caudales ruge los mantos de lascivia,
la lluvia del instante
y la carne a borbotones,
y el tacto del pecado amado de vivirte…
He tratado de serte
pasión entre locuras,
principio y fin del alma
que te tomé prestada,
ocaso y madrugada y nada en tu silencio,
y te he robado el tiempo furtivo en la palabra…
Y me he quedado solo,
ahogado entre los llantos que gritan tu mirada
perdida entre los hielos del mar que te renuncia,
y el viento que anuncia soledades
que siento atenazadas al tiempo que me busca,
implacable y hostil,
cubierto de mañanas.
He querido pensar que no te has ido,
inútilmente oculto
en la mentira traicionera de vivirte
amada entre las horas calladas de la niebla,
grabada en las piedras de agua del destino
que apenas recuerda…
que existimos.
tal vez en este cuerpo,
volveré a existirte sentida en madrugadas,
cubierta de manos izadas a los vientos,
atadas al tiempo que ahora te renuncia
oculta en el velo que duerme la palabra.
Amarte es camino
que agota el sentimiento,
infierno que vuela
la voz de rama en rama,
mañana que nunca termina la caricia,
que en la avaricia brota
brutal entre arenales,
y en los caudales ruge los mantos de lascivia,
la lluvia del instante
y la carne a borbotones,
y el tacto del pecado amado de vivirte…
He tratado de serte
pasión entre locuras,
principio y fin del alma
que te tomé prestada,
ocaso y madrugada y nada en tu silencio,
y te he robado el tiempo furtivo en la palabra…
Y me he quedado solo,
ahogado entre los llantos que gritan tu mirada
perdida entre los hielos del mar que te renuncia,
y el viento que anuncia soledades
que siento atenazadas al tiempo que me busca,
implacable y hostil,
cubierto de mañanas.
He querido pensar que no te has ido,
inútilmente oculto
en la mentira traicionera de vivirte
amada entre las horas calladas de la niebla,
grabada en las piedras de agua del destino
que apenas recuerda…
que existimos.