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LAGRIMAS EN LA MUERTE

Publicado: Mié, 08 May 2013 15:50
por Carlos Justino Caballero
Eran mis primeros tiempos en la medicina y yo hacía mi primer año de residencia en la especialidad de clínica médica.
Desayuné frugalmente, como todos los días, sin imaginar siquiera que ese día sería diferente. Me dirigí al Hospital en mi Citroen que se balanceaba por las calles de Córdoba sin demasiado apuro pues iba con tiempo y mis pulmones se hinchaban con el frío aire de esa invierno cordobés lo que era para mí una sensación agradable.

El hospital me recibió esa mañana con ese olor a hospital penetrante e incoloro. Guardapolvos blancos iban y venían entre la gente que ya se agolpaba con sus enfermedades a cuestas para ser atendida. Todo era rutinario y habitual, pero ese día sería diferente. El cambio de guardia me esperaba con novedades que me lastimaron: un adolescente casi niño estaba grave y tocaba mi ser arrugando mi entrecejo en lo profundo.
Una banal operación, que sólo era eso, una simple operación de la garganta que ni siquiera requiriera como otras dormir al paciente en la anestesia, se había complicado me dijeron, y la anoxia hirió su encéfalo tan joven hasta dejarlo dormido y quieto.
No había en él reflejo alguno y no respondía siquiera al más fuerte estímulo aplicado. En el electroencefalograma las ondas del cerebro eran planas y dolían al conocerse su letal significado. Era la muerte cerebral tan temida y la angustia dolorosa y cierta se sentía en el ambiente.

Y pasaban las horas y los días y todo era desesperanza en un paciente que sólo respiraba
por ese frío ciclar respiratorio mecánico que lo unía a la vida, que no era vida pues era ya casi la muerte. Estaba todo muerto ya, estaba ya perdido.
Un inerte ser, casi un niño, nada mostraba de vida y su conciencia se negaba a todo lo que ocurría a su alrededor.
Pero llegaba su madre y ocurría lo asombroso. Todas las mañanas puntualmente arrimaba una silla metálica y pesada y sentándose a su lado tomaba su mano y le decía: "hijo, mi amor, sabes que te amo…" mientras sus labios besaban su frente.

Y entonces, ocurría lo que era inesperado: ese niño, que no respondía a ningún estímulo, dejaba que de sus ojos cerrados dos gruesas lágrimas brotaran y se deslizaran por sus mejillas sin que nada más se moviera de su cuerpo y corrieran por su cara hasta mojar las manos de su madre.

Y llegando lejos sus lágrimas mojaban también mis ojos que se creían acostumbrados.
Mis ojos, que hoy dan fe de lo que vieron.

Re: LAGRIMAS EN LA MUERTE

Publicado: Sab, 11 May 2013 12:49
por Begoña Egüen
Carlos Justino Caballero escribió:Eran mis primeros tiempos en la medicina y yo hacía mi primer año de residencia en la especialidad de clínica médica.
Desayuné frugalmente, como todos los días, sin imaginar siquiera que ese día sería diferente. Me dirigí al Hospital en mi Citroen que se balanceaba por las calles de Córdoba sin demasiado apuro pues iba con tiempo y mis pulmones se hinchaban con el frío aire de esa invierno cordobés lo que era para mí una sensación agradable.

El hospital me recibió esa mañana con ese olor a hospital penetrante e incoloro. Guardapolvos blancos iban y venían entre la gente que ya se agolpaba con sus enfermedades a cuestas para ser atendida. Todo era rutinario y habitual, pero ese día sería diferente. El cambio de guardia me esperaba con novedades que me lastimaron: un adolescente casi niño estaba grave y tocaba mi ser arrugando mi entrecejo en lo profundo.
Una banal operación, que sólo era eso, una simple operación de la garganta que ni siquiera requiriera como otras dormir al paciente en la anestesia, se había complicado me dijeron, y la anoxia hirió su encéfalo tan joven hasta dejarlo dormido y quieto.
No había en él reflejo alguno y no respondía siquiera al más fuerte estímulo aplicado. En el electroencefalograma las ondas del cerebro eran planas y dolían al conocerse su letal significado. Era la muerte cerebral tan temida y la angustia dolorosa y cierta se sentía en el ambiente.

Y pasaban las horas y los días y todo era desesperanza en un paciente que sólo respiraba
por ese frío ciclar respiratorio mecánico que lo unía a la vida, que no era vida pues era ya casi la muerte. Estaba todo muerto ya, estaba ya perdido.
Un inerte ser, casi un niño, nada mostraba de vida y su conciencia se negaba a todo lo que ocurría a su alrededor.
Pero llegaba su madre y ocurría lo asombroso. Todas las mañanas puntualmente arrimaba una silla metálica y pesada y sentándose a su lado tomaba su mano y le decía: "hijo, mi amor, sabes que te amo…" mientras sus labios besaban su frente.

Y entonces, ocurría lo que era inesperado: ese niño, que no respondía a ningún estímulo, dejaba que de sus ojos cerrados dos gruesas lágrimas brotaran y se deslizaran por sus mejillas sin que nada más se moviera de su cuerpo y corrieran por su cara hasta mojar las manos de su madre.

Y llegando lejos sus lágrimas mojaban también mis ojos que se creían acostumbrados.
Mis ojos, que hoy dan fe de lo que vieron.
Me ha llegado muy profundo, este sensitivo y bellísimo escrito. Infinitas gracias por haber compartido.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Publicado: Mié, 15 May 2013 19:38
por Carlos Justino Caballero
Begoña Egüen,
Me ha llegado muy profundo, este sensitivo y bellísimo escrito. Infinitas gracias por haber compartido.
Un abrazo.
BEGOÑA.
Gracias, Begoña, por tu apoyo a mi relato. Con afecto.

Publicado: Dom, 29 Sep 2013 11:11
por Hallie Hernández Alfaro
Hermoso y lleno de tu gran sensibilidad, Carlos.

Sube con aplausos!

Publicado: Lun, 30 Sep 2013 21:36
por Carmen López
Me ha emocionado el relato, he llorado Carlos, tu relato es todo sensibilidad y afecto.

Un gran abrazo

Carmen

Re: LAGRIMAS EN LA MUERTE

Publicado: Mar, 01 Oct 2013 4:45
por Víctor F. Mallada
Uno nunca sabe a ciencia cierta lo que hay detrás de un encefalograma plano.

Me ha tocado el alma tu historia, Carlos.

Víctor

Publicado: Mié, 02 Oct 2013 21:49
por Carlos Justino Caballero
Hallie Hernández Alfaro escribió:Hermoso y lleno de tu gran sensibilidad, Carlos.

Sube con aplausos!
Agradezco tu apoyo, Hallie. Mi afecto contigo.

Publicado: Mié, 02 Oct 2013 21:50
por Carlos Justino Caballero
Carmen López escribió:Me ha emocionado el relato, he llorado Carlos, tu relato es todo sensibilidad y afecto.

Un gran abrazo

Carmen
Entonces... yo me siento cumplido en mi humilde entrega. Gracias!
La poesía es fuego,
quema dentro de uno
y dentro del otro.
Si no, será cualquier cosa,
no poesía.
Humberto Ak-Abal

Re: LAGRIMAS EN LA MUERTE

Publicado: Mié, 09 Oct 2013 12:19
por Carlos Justino Caballero
Víctor F. Mallada escribió:Uno nunca sabe a ciencia cierta lo que hay detrás de un encefalograma plano.

Me ha tocado el alma tu historia, Carlos.

Víctor
Es verdad, aunque las estadísticas dicen que es siempre irreversible hay sorpresas por ahí. Gracias por leerme y por tu aporte, Víctor.

Re: LAGRIMAS EN LA MUERTE

Publicado: Jue, 10 Oct 2013 18:29
por Alfonso Alfaro
Gracias por compartir esta experiencia, Carlos.
Un aporte digno de ser leído.
Fuerte abrazo.

Re: LAGRIMAS EN LA MUERTE

Publicado: Dom, 13 Oct 2013 12:43
por Carlos Justino Caballero
Alfonso Alfaro escribió:Gracias por compartir esta experiencia, Carlos.
Un aporte digno de ser leído.
Fuerte abrazo.
Gracias a ti, Alfonso, por tu deferencia de leerme y comentar. Un abrazo!