Mentiras piadosas
Publicado: Mié, 01 May 2013 18:56
He gozado a mi niña
y he mirado su rostro, el manantial de su pecho
con el agua más pura, la transparencia de su iris,
desvelando en su espejo la verdad
que mostraba infantil sinceridad
y no contradecía sentimiento y palabra,
en esa claridad de cada gesto.
Me he mirado en ella
y me sentí partida en dos, en cuatro…
a veces también hecha pedacitos
al ver la nitidez de su sí cuando era sí,
y me ha sonado la mentira
que resbala por los pechos,
cuando el alma empieza a defenderse.
Existe la mentira, me dijiste, amigo,
cuando hablas en blanco con el pensamiento oscuro,
y yo confiada me negué al discurso,
cuando goteaba en mi rostro la ingenuidad
¿No ves, a veces, el corazón incoloro y la boca en azules?
¿no te das cuenta que la vida
se vale de mentiras hasta para amarnos?
La palabra nos llega envuelta en celofán o yute
y cuelga en nuestros párpados el disimulo por no herir,
por no avivar el duelo con el fuego.
Hay más razones que perciben la hipocresía,
aquella que dibuja abrazos con indiferencia
o tiene temor a la condena o desprecio.
Mi perro muestra más verdades y me enseña
que beso es siempre afecto
y enfado es un ladrido sordo igual cada día.
Nosotros nos mostramos disfrazados
a veces sin querer, sólo protegiendo la sangre,
arlequines de teatro andando el mundo.
y he mirado su rostro, el manantial de su pecho
con el agua más pura, la transparencia de su iris,
desvelando en su espejo la verdad
que mostraba infantil sinceridad
y no contradecía sentimiento y palabra,
en esa claridad de cada gesto.
Me he mirado en ella
y me sentí partida en dos, en cuatro…
a veces también hecha pedacitos
al ver la nitidez de su sí cuando era sí,
y me ha sonado la mentira
que resbala por los pechos,
cuando el alma empieza a defenderse.
Existe la mentira, me dijiste, amigo,
cuando hablas en blanco con el pensamiento oscuro,
y yo confiada me negué al discurso,
cuando goteaba en mi rostro la ingenuidad
¿No ves, a veces, el corazón incoloro y la boca en azules?
¿no te das cuenta que la vida
se vale de mentiras hasta para amarnos?
La palabra nos llega envuelta en celofán o yute
y cuelga en nuestros párpados el disimulo por no herir,
por no avivar el duelo con el fuego.
Hay más razones que perciben la hipocresía,
aquella que dibuja abrazos con indiferencia
o tiene temor a la condena o desprecio.
Mi perro muestra más verdades y me enseña
que beso es siempre afecto
y enfado es un ladrido sordo igual cada día.
Nosotros nos mostramos disfrazados
a veces sin querer, sólo protegiendo la sangre,
arlequines de teatro andando el mundo.