Editorial Alaire

Acércame los miedos que te nombran
atada a los infiernos,
y deja que te escriba los besos que me sobran,
que está la noche anclada en la bahía del misterio,
y te deseo.

Acércame tu carne desmedida
que quiero destrozarme entre tus besos
y robarte la vida en nuestra muerte,
dormida en los desnudos desbocados
de esta piel cansada de ocultarte a la locura.

Desata la vergüenza que te quiso temerosa,
y deja que la rosa estalle entre tus piernas,
deshójate furiosa,
y arráncame el deseo de tu talle de hiedra
y trépame a lo alto del valle de tu sexo,
y muéstrame el camino a tus pechos de piedra,
que quiero coronarme en los muros de tu reino
y ahogarme en el torrente de tu boca.

Atrápame en la celda del gemido
a miles de minutos de tu ropa,
que intento que estallen las palabras
y mueran los sentidos con la luna,
herirte en cada sangre que recorra tu cuerpo
en los caminos pendientes de la alcoba.

Acércame a la muerte de vivirte
sin suelo que te tema
ni cielo que te rompa,
que queda mucho cuerpo por amarte
y nada sacia el ansia de mi boca.

Muy bueno, Miguel.

Un poemazo de los que se leen con el corazón apasionado, en un puño. Cantable desde el principio, lleno de fuerza y envuelto en ese misterio del amor carnal a tope.

Enhorabuena, poeta.

Víctor

Miguel,

no hay descanso en tu poema, amigo. Con un lenguaje incisivo y caliente y un ritmo de base impar (7,11,7+7) roto en ocasiones por la pasión del momento, muy ajustado al tema y a la intención. Vas guiando al lector en una sucesión de fuegos artificiales de sexo y carne, que explotan y explotan sin descanso de principio a fin.

Es un poema de deseo, de deseo furioso y sin ambajes.

Y me ha gustado mucho.

Víctor F. Mallada escribió:Muy bueno, Miguel.

Un poemazo de los que se leen con el corazón apasionado, en un puño. Cantable desde el principio, lleno de fuerza y envuelto en ese misterio del amor carnal a tope.

Enhorabuena, poeta.

Víctor

Muchas gracias amigo. Un abrazo

Pablo Ibáñez escribió:Miguel,

no hay descanso en tu poema, amigo. Con un lenguaje incisivo y caliente y un ritmo de base impar (7,11,7+7) roto en ocasiones por la pasión del momento, muy ajustado al tema y a la intención. Vas guiando al lector en una sucesión de fuegos artificiales de sexo y carne, que explotan y explotan sin descanso de principio a fin.

Es un poema de deseo, de deseo furioso y sin ambajes.

Y me ha gustado mucho.

Mi agradecimiento por tu presencia y tus palabras

Gran Reserva de Alaire.