Editorial Alaire

Echo de menos soñarte
cuando pinto de luz la mañana
y me visita el aire,
cuando el verso es monólogo
y el gesto no adorna la risa,
ni el llanto,
ni me queda un canto donde probar la vida…

Ya, casi ni te recuerdo
y no hace tanto que visto en solitario.

Ni una herida me queda para odiarte,
ni una gota de mar,
ni una ausencia,
ni una voz que jure que existimos,
ni un balcón donde asomarnos
a la calle del destino,
ni una piel para vivirnos,
ni un rincón de la palabra
donde acordarnos, y, sin embargo…
echo de menos soñarte como entonces
en el silencio vacio de tu compañía,
cuando pasaba de largo el tiempo de sentirse
y vivimos la vida en bandos enemigos,
cuando luchamos la batalla del orgullo
y no fuimos capaces de rendirnos,
y nos perdimos la guerra mutuamente…

Nos fuimos sin pan y sin camino
envueltos en desnudos diferentes
y nos quedó pendiente la boca en el letargo.

Echo de menos soñarte
cuando recuerdo las horas maltrechas
de habernos vivido.

Aplausos muy sonoros, Miguel, es un disfrute total pasar siempre por tu talento poético.
Un abrazo.

Sube este hermoso poema para la primera tarde de mayo.

Quinteño de Greda escribió:Aplausos muy sonoros, Miguel, es un disfrute total pasar siempre por tu talento poético.
Un abrazo.

Muchas gracias compañero.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Sube este hermoso poema para la primera tarde de mayo.

Gracias Hallie por tu generosidad. Un abrazo.