Duda
Publicado: Vie, 26 Abr 2013 22:23
Como testigo sólo queda un preludio de sombras
que irá invadiendo al crepúsculo de la vida,
por eso descubro que un cadáver de luz me persigue,
y se ahonda por la raíz de la duda hasta convertirse
en un latido de tristeza, y el corazón sobrevuela,
remonta en lacerante acrobacia el país de la nostalgia
y nace una marea oscura en las arterias del aire.
Cuando el eco de la lluvia apacigua su indócil melancolía,
el pasado toma posesión de lo prohibido, como una imagen núbil
que se refugia en mi carne. El deseo se hace inasible tacto
y en la piel el tiempo repica su añoranza, mientras,
trato de templar mi sed de amor en las acequias de la dicha
o arrullar el dolor con la ilusión de quien regresa de su exilio
para encontrarse otra vez con un ángel de ternura.
La noche sólo es una seducción de máscaras cubriéndome de promesas,
pero yo sé que el amanecer siempre se muestra desnudo
y por el frío de la soledad, callado en mi cuerpo se estremece.
Aún así, el silencio no consigue proclamar su tiranía,
la palabra compartida se alza igual que un presagio amenazante
y el coraje de la voz se multiplica hasta eclosionar en grito.
(Advierto que hay estrellas con guiños de neón que se rebelan)
Los eternos perdedores que en los burdeles de la madrugada,
solitarios apuran su destino, puede que sin temor apuesten al futuro,
para no tener que cobijar los sueños a la intemperie del olvido.
que irá invadiendo al crepúsculo de la vida,
por eso descubro que un cadáver de luz me persigue,
y se ahonda por la raíz de la duda hasta convertirse
en un latido de tristeza, y el corazón sobrevuela,
remonta en lacerante acrobacia el país de la nostalgia
y nace una marea oscura en las arterias del aire.
Cuando el eco de la lluvia apacigua su indócil melancolía,
el pasado toma posesión de lo prohibido, como una imagen núbil
que se refugia en mi carne. El deseo se hace inasible tacto
y en la piel el tiempo repica su añoranza, mientras,
trato de templar mi sed de amor en las acequias de la dicha
o arrullar el dolor con la ilusión de quien regresa de su exilio
para encontrarse otra vez con un ángel de ternura.
La noche sólo es una seducción de máscaras cubriéndome de promesas,
pero yo sé que el amanecer siempre se muestra desnudo
y por el frío de la soledad, callado en mi cuerpo se estremece.
Aún así, el silencio no consigue proclamar su tiranía,
la palabra compartida se alza igual que un presagio amenazante
y el coraje de la voz se multiplica hasta eclosionar en grito.
(Advierto que hay estrellas con guiños de neón que se rebelan)
Los eternos perdedores que en los burdeles de la madrugada,
solitarios apuran su destino, puede que sin temor apuesten al futuro,
para no tener que cobijar los sueños a la intemperie del olvido.