La droga le quitó el nombre
Publicado: Mar, 23 Abr 2013 17:07
Se asomó al pozo y cayó sin besos.
No persiguió el brocal ni asirse a las paredes,
el agua era templada y el placer resonaba en su cráneo.
Mortal es el deseo, el polvo que encadena para siempre
aunque grites y busques resucitar del mármol.
¿Quién te dijo que así nacerías?
¿A quién echarle la culpa de la derrota?
Te miro y se llena el lagrimal de dolor
y se vacía mi vientre del niño que fue feliz.
Se ocultó el sol de la alborada
o sol es día y noche para ti,
humo que vuela en tu edén llenando de espesura el aposento.
Canto y música sin descanso hasta que se paran los violines
que te amarraron a sus cuerdas ya desentonadas
y tienes que afinar con nueva dosis
para poder seguir la melodía.
Empezaste con la brisa en tus dedos
anclado a corazones solitarios
que pintaban en lienzos rotos.
Fuiste subiendo ante el placer y no puedes parar,
te transporta la inercia que comenzó inocente,
-eras tan niño- y ya te habías ido del albor infantil
-eras vulnerable o se hacía tediosa la vida-
ll
Vuelve, la puerta está abierta veinticuatro horas
para que no haya que llamar.
Vuelve a recobrar tu corazón y los nuestros.
No tenemos los pasos ni alas para ir hacia ti
ciegos en esta umbría que nos tiene secuestrados
ante tanta alambrada que sin darte cuenta levantaste.
Nuestras almas sin voz sólo miran tu vuelta,
apagar el calor salvaje de tu mente,
volver a la alegría de tenerte.
No persiguió el brocal ni asirse a las paredes,
el agua era templada y el placer resonaba en su cráneo.
Mortal es el deseo, el polvo que encadena para siempre
aunque grites y busques resucitar del mármol.
¿Quién te dijo que así nacerías?
¿A quién echarle la culpa de la derrota?
Te miro y se llena el lagrimal de dolor
y se vacía mi vientre del niño que fue feliz.
Se ocultó el sol de la alborada
o sol es día y noche para ti,
humo que vuela en tu edén llenando de espesura el aposento.
Canto y música sin descanso hasta que se paran los violines
que te amarraron a sus cuerdas ya desentonadas
y tienes que afinar con nueva dosis
para poder seguir la melodía.
Empezaste con la brisa en tus dedos
anclado a corazones solitarios
que pintaban en lienzos rotos.
Fuiste subiendo ante el placer y no puedes parar,
te transporta la inercia que comenzó inocente,
-eras tan niño- y ya te habías ido del albor infantil
-eras vulnerable o se hacía tediosa la vida-
ll
Vuelve, la puerta está abierta veinticuatro horas
para que no haya que llamar.
Vuelve a recobrar tu corazón y los nuestros.
No tenemos los pasos ni alas para ir hacia ti
ciegos en esta umbría que nos tiene secuestrados
ante tanta alambrada que sin darte cuenta levantaste.
Nuestras almas sin voz sólo miran tu vuelta,
apagar el calor salvaje de tu mente,
volver a la alegría de tenerte.