Editorial Alaire

Quisiera un sol en el camino del mar. Mi casa
de cristales ambiguos que repiquetean como
badajo en mi corazón de añil. Recuerdo la
geometría de un suelo inhóspito(a cambio
la bondad de los cuadros, la piel de las paredes
rugosa como un barniz de tiempo).Allí estabas tú,
sombra de madre, caída como un árbol de octubre,
intangible, con el dedo abstracto de la caricia roja.
Mil veces me pregunté por tu razón predecible,
había en tu grito el misterio de las hojas intactas,
lo mismo que el otoño cuando agita su serpentina
en las estaciones del frío. Cuando vuelva a mi
canto gris, de sábanas azules, de mercurio en la luz,
de sopor en la mirada ausente, de lujuria en la ceniza.
Cuando vuelva a los objetos que han mordido la huella
de mi presagio, reconoceré el oído insomne de mi
desventura, y en él seguirás tú, extraña efigie de mi ser.

La grandeza del poeta Carballal iluminando las eras del amado y primigenio hogar. Ése que siempre arropará nuestra adultez.

Enorme la fuerza trasmisora y la belleza.

Un abrazo fuerte, Ramón.

Ramón, grande es el poema, pero más grande el verso que destaco.
Un abrazo.

y en él seguirás tú, extraña efigie de mi ser.

Un viaje en tiempo del recuerdo, a la madre
como siempre con bellas metáforas
y una delicada poética.


Un placer para los sentidos.

Un abrazo

Qué bien aparece la madre rodeada de buena poesía
y dibujada preciosamente en el honor que un buen hijo
entre las paredes de un magnífico poema.

Un abrazo

Bella creación de poesía, muy bonita. Calidad y talento para una obra conmovedora.

Un abrazo fuerte.

Ricardo.

Uff, es un poema de una profundidad extraordinaria, muy sentido, creando los vacíos necesarios, espejos del vientre del ser que siempre llevaremos en el recuerdo. Mis felicitaciones sinceras.



Mil veces me pregunté por tu razón predecible,
había en tu grito el misterio de las hojas intactas,
lo mismo que el otoño cuando agita su serpentina
en las estaciones del frío. Cuando vuelva a mi
canto gris, de sábanas azules, de mercurio en la luz,
de sopor en la mirada ausente, de lujuria en la ceniza.
Cuando vuelva a los objetos que han mordido la huella
de mi presagio, reconoceré el oído insomne de mi
desventura, y en él seguirás tú, extraña efigie de mi ser.
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Hallie Hernández Alfaro escribió:La grandeza del poeta Carballal iluminando las eras del amado y primigenio hogar. Ése que siempre arropará nuestra adultez.

Enorme la fuerza trasmisora y la belleza.

Un abrazo fuerte, Ramón.

Muchas gracias, Hallie, por el bonito comentario. Un abrazo grande.

Cuando vuelva a los objetos que han mordido la huella
de mi presagio, reconoceré el oído insomne de mi
desventura, y en él seguirás tú, extraña efigie de mi ser.


Fantástico, Ramón. Y sigo disfrutando de tu poesía.

Un abrazo.

Muy bello y sentimental Poema amigo Poeta. Mis saludos.

Hay algunos versos que me han extremecido pero todo el poema es maravilloso, como siempre
Besos
Pilar

[quote="Quinteño de Greda"]Ramón, grande es el poema, pero más grande el verso que destaco.
Un abrazo.
Gracias, Quinteño, me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.

Sandra Gª Garrido escribió:Un viaje en tiempo del recuerdo, a la madre
como siempre con bellas metáforas
y una delicada poética.


Un placer para los sentidos.

Un abrazo

Muchas gracias por tu lectura y comentario. Un abrazo.

Guillermo Cuesta escribió:Qué bien aparece la madre rodeada de buena poesía
y dibujada preciosamente en el honor que un buen hijo
entre las paredes de un magnífico poema.

Un abrazo

Gracias por las palabras que me dejas. Un abrazo, Guillermo.

Leerte es un aprendizaje continuo. Hermosura, claridad y mucho amor en estos versos.
Un abrazo.
Pepa