Barbecho
Publicado: Vie, 19 Abr 2013 17:56
Una nota basta
para hacer emerger la primavera
oculta en barbecho, incluso la urbe
entona su melodía gris permanente
en tonos diferentes,
bajo las ramas muertas
que estallan en tiernos brotes.
La guitarra recorre sus dedos
que erigen espasmos erizantes
sobre la espalda.
Entonces el cuerpo de barbecho
resurge de su profundo sueño
indiferente a letras latentes,
hasta las criaturas
sobre las calzadas, dibujan
sonrisas cómplices, ajenas a
pulgares pulsantes sobre
pantallas –dicen- sensibles.
El calor resurge de una tierra
ahíta de agua y cúpulas grises
donde ahora abrasador astro
socava expuestas pálidas dermis.
Y el erial, inhóspita masa informe
carente de vida, deja paso a
éteres entremezclados que bajo la
gravedad de la tierra realizan
sus composiciones moleculares
y florecen como nuevas plantas
abonadas por el abandono.
Tú, barbecho, eres sombra fría
que anuncia luz, tú que controlas
los tempos del mundo
eres muerte resucitada
de almas reencarnadas.
Tú inevitable y necesario sois
calma abocada a la tormenta,
el frío antes de la abrasadora luz
que dibujan sin palabras
la letras que nacen,
y como Ave Fénix, sobrevuelas
las neuronas muertas receptivas,
anhelantes de vientos cambiantes.
Así, de las profundidades,
negros galimatías brotan
sobre austros torbellinos de poesía.
para hacer emerger la primavera
oculta en barbecho, incluso la urbe
entona su melodía gris permanente
en tonos diferentes,
bajo las ramas muertas
que estallan en tiernos brotes.
La guitarra recorre sus dedos
que erigen espasmos erizantes
sobre la espalda.
Entonces el cuerpo de barbecho
resurge de su profundo sueño
indiferente a letras latentes,
hasta las criaturas
sobre las calzadas, dibujan
sonrisas cómplices, ajenas a
pulgares pulsantes sobre
pantallas –dicen- sensibles.
El calor resurge de una tierra
ahíta de agua y cúpulas grises
donde ahora abrasador astro
socava expuestas pálidas dermis.
Y el erial, inhóspita masa informe
carente de vida, deja paso a
éteres entremezclados que bajo la
gravedad de la tierra realizan
sus composiciones moleculares
y florecen como nuevas plantas
abonadas por el abandono.
Tú, barbecho, eres sombra fría
que anuncia luz, tú que controlas
los tempos del mundo
eres muerte resucitada
de almas reencarnadas.
Tú inevitable y necesario sois
calma abocada a la tormenta,
el frío antes de la abrasadora luz
que dibujan sin palabras
la letras que nacen,
y como Ave Fénix, sobrevuelas
las neuronas muertas receptivas,
anhelantes de vientos cambiantes.
Así, de las profundidades,
negros galimatías brotan
sobre austros torbellinos de poesía.