Editorial Alaire

¿De qué sirve el sacrilegio en campo no Santo
si la redención de los caídos la otorgó el poderoso
dejándolos libres en tierra esclava?
Ni con logros
ni sembrando
sus áridas alforjas
cosecharán la libertad del alma.


¿Llegará el silencio a boca de rumiantes?


Se creen con la palabra de Dios.
Hombres.
No son más que eso. Nada.
Aunque se vistan de satén de terciopelo de santidad,
coronas rellenando el hueco,
antes de llegar a su fin
ya estarán enterrados
y a quien predican
tal vez
ni se inmute.

Un poema que da de lleno en una de las lacras que asola nuestra sociedad.

La hipocresía, siempre patrimonio histórico de la Iglesia, pero aún más ahora si cabe, con las declaraciones con las que nos bombardean diariamente, el obispo o el cardenal de turno.

El vaticano es pura hipocresía desde hace ya muchos siglos, de ahí Lutero denunciando todos los excesos y desmanes hipócritas de esta rancia institución.

Cuidado, yo no arremeto contra los auténticos creyentes católicos respetuosos con sus creencias y con los que no comparten sus creencias, lo hago contra la iglesia como institución que trata de imponer a cualquier precio sus rancios principios éticos e una sociedad necesitada, es verdad, de etica y moral, pero una ética y una moral más acorde con los confusos tiempos en que vivimos.

La institución de la iglesia católica, el vaticano, o sea el gobierno que representa a los católicos, es hoy por hoy una institución que coarta y frena el pensamiento y acción libre de los ciudadanos. Muy lejos del pensamiento revoluciario con el poder establecido, abierto y solidario de Cristo.

Pasado vergonzoso, contradicción, asesinatos, hipocresía, machismo institucional, represión, lastre para el desarrollo científico... también habrá algunas cosas buenas, no lo niego, pero todo lo anteriormente dicho pesa demasiado... mucho y durante muchos siglos.

Un poema necesario, amiga Sandra.

Muchos bicos.

La sinceridad hace fuerte el poema, se nota con qué comulgas. Un gusto leerte
Besos
Pilar

Ya tuve ocasión, Sandra, de comentarte este poema en otro espacio. Me alegra que lo hayas traído aquí. Felicitaciones.
Salud.

Claro dejas tu pensamiento en una poesía con fuerza que no duda en
mnifestar lo poco confías en los que dicen y no hacen, en los que se
manifiestan a oscuras.
Cuántas cosas malas se esconden en nombre de la fe y en provecho
de quien dice los sermones.

Un abrazo

Claroscuros siempre tuvieron, y lo peor que siguen teniéndolos...
Aunque la fe, es ciega...

Un placer.

J. J. M. Ferreiro escribió:Un poema que da de lleno en una de las lacras que asola nuestra sociedad.

La hipocresía siempre patrimonio histórico de la Iglesia, pero aún más ahora si cabe con las declaraciones con las que nos bombardean diariamente, el obispo o el cardenal de turno.

El vaticano es pura hipocresía, ya desde hace muchos siglos, de ahí Lutero denunciando todos los excesos y desmanes hipócritas de esta rancia institución.

Cuidado, yo no arremeto contra los auténticos creyentes católicos respetuosos con sus creencias y con los que no comparten sus creencias, lo hago contra la iglesia como institución que trata de imponer a cualquier precio sus rancios principios éticos e una sociedad necesitada, es verdad, de etica y moral, pero una ética y una moral más acorde con los confusos tiempos en que vivimos.

La institución de la iglesia católica, el vaticano, o sea el gobierno que representa a los católicos, es hoy por hoy una institución que coarta y frena el pensamiento y acción libre de los ciudadanos. Muy lejos del pensamiento revoluciario con el poder establecido, abierto y solidario de Cristo.

Pasado vergonzoso, contradicción, asesinatos, hipocresía, machismo institucional, represión, lastre para el desarrollo científico... también habrá algunas cosas buenas, no lo niego, pero todo lo anteriormente dicho pesa demasiado... mucho y durante muchos siglos.

Un poema necesario, amiga Sandra.

Muchos bicos.

Querido amigo,

No se podría haber abierto mejor este poema, porque requiere reflexión, que toque conciencias, pues sí, en ningún momento hablo de la religión o la fe, hablo del hombre que se cree con verdades absolutas. Hablo de todo lo que han hecho en nombre de Dios, y de todo cuanto dices. Asi que no añadiré más, tú lo has dicho todo y muy bien dicho.

Gracias por ser mecha en este tema.

Un fuerte abrazo

Pilar Morte escribió:La sinceridad hace fuerte el poema, se nota con qué comulgas. Un gusto leerte
Besos
Pilar

Gracias Pilar por tu mirada atenta y por estar siempre ahí. Un fuerte abrazo

Julio González Alonso escribió:Ya tuve ocasión, Sandra, de comentarte este poema en otro espacio. Me alegra que lo hayas traído aquí. Felicitaciones.
Salud.

Julio,

Querido amigo, agradezco tu relectura, aquí, allí, o por donde vayan nuestros pasos,
espero que nunca se distancien demasiado.

Un abrazo

Guillermo Cuesta escribió:Claro dejas tu pensamiento en una poesía con fuerza que no duda en
mnifestar lo poco confías en los que dicen y no hacen, en los que se
manifiestan a oscuras.
Cuántas cosas malas se esconden en nombre de la fe y en provecho
de quien dice los sermones.

Un abrazo

Guillermo,
Gracias por tu lectura y por la sinceridad de tu comentario
lo siento pero no puedo con la hipocresía, siempre en busca del poder.

Un abrazo

Sandra

Quinteño de Greda escribió:Claroscuros siempre tuvieron, y lo peor que siguen teniéndolos...
Aunque la fe, es ciega...

Un placer.

Quinteño,

Siempre vi, más oscuros que claros,pero en fin. Muchas gracias por tu lectura y tus palabras.

Un abrazo

Estoy de acuerdo con el mensaje que dejas, la hipocresia está muy presente, sobre todo, en las jerarquías de la iglesia. Buen poema de denuncia. Un abrazo.

Gran fortaleza y expresión de tu palabra. Celebro la entrega. Te dejo abrazo. Ricardo.

Sandra Gª Garrido,

Aplaudo letra y contenido, poeta! Mi enhorabuena!

La hipocresía del hombre que nos atenaza. Ese hombre que se cree con la verdad, ¡ja! (cuando le interesa). Un placer Sandra, nunca dejas indiferente. Un abrazo fuerte!!