Editorial Alaire

Al deshojar los lirios de tu boca,
una luz inefable, somnolienta,
va palpitando a gatas y acrecenta
esa negra inquietud que me trastoca.

No es encanto ese yugo que sofoca
cuando mi labio piensa que alimenta,
el alma de tu carne más sedienta
y el azul estupor que te provoca.

Dulce engaño mujer y sin embargo,
un cristal invisible te delata,
como fauno que surge del letargo

y me callo la insana perorata,
no sin antes besar el labio amargo
de otro amor que en tu entraña se desata.

II

Son las doce mi amor... Aquí te espero.
Con las fresas del alma justo alerta,
con la esperanza disfrazada y yerta
y el labio roto por un beso austero.

¿Cómo engañar al álgido lucero,
con una frase por demás incierta?
No es que yo ignore que al cerrar la puerta
por más que te murmure que te quiero

tu paso torna infame su desvío
y yo me quedó como el pez sin río,
como la luz en apagado foco

porque de celos mustios quedo loco
porque tu sólo corazón no es mío
y aunque te palpe, yo jamás te toco.

III

Que no diera mujer, porque sesgada
mi clara imagen en tu luz se viera,
porque alumbrara un tanto mi mirada,
esa región vivaz de tu lumbrera.

No es pretender tenerte aprisionada,
sino apresar tu negra cabellera,
con la pasión por dentro calcinada
y este fervor de amante sin cantera.

Por escuchar un trino acalorado
no de simple mentira, no finito,
sino en el soplo tácito del beso.

Pero en desgracia tengo lo acabado,
porque conozco amor que en ti no habito
y que en tu pecho poco y nada peso.

Alberto Madariaga
Febrero de 2011

Tres hermosos sonetos de amor, que bien merecen un comentario más largo. Me ha gustado el aire hernandiano.
Un cordial abrazo, amigo Alberto.

No uno sino tres bien merecen un aplauso enorme. Hermosos versos he disfrutado
Besos
Pilar

Amor y desamor en gráciles endecas. Tres estupendos y artísticos sonetos en los que la poesía se deleita, y en los que se deleita el
el lector. Gracias por poner tu corazón al servicio de la buena poesía.

Un abrazo

Tres sonetos A LA VERDAD , que se agradece, siempre y que mejor que de la mano de buena poesía.

Saludos


Rossana

Tres sonetos muy buenos, Alberto, como no podría ser de otra forma viniendo de ti. He leído el comentario de nuestro compañero, Rafel, y me he quedado extrañado de no percibir la huella, en la pasión y en la arquitectura de uno de nuestros grandes sonetistas, he de darle la razón y lo digo como un gran elogio porque a pesar de todo no dejas de ser tú.

Un abrazo.

El amor nos lleva y nos trae según su propio arbitrio. Una gozada leer estos magníficos sonetos.
Un abrazo.
Pepa