Editorial Alaire

La soledad se pierde por los pórticos
en un camino azul.

Las tardes se hacen largas y las horas se agrietan
el tiempo es elástico y flota como un círculo.
El espacio de luz se transmuta en abismo.

Las calles se hacen cómplices
de pequeños gorriones sobre asfalto
en medio de los árboles.

El sol es como un faro luciendo en su habitáculo
que nos despierta en la distancia.

Escucho las plegarias de la ciudad sonámbula
que canta melodías
inaudibles.
La belleza del gris presagia lluvia
y todo se convierte en un mosaico.
Los tejados contemplan
las avenidas llenas de transeúntes.

El ruido de camiones es el ritmo
que alimenta los sueños.

Un niño en su orfandad deambula por las plazas
y juega con un sable de cartón
mientras cree ser guerrero de los bosques.

Penumbras de crepúsculo
sorprenden con sus átomos al corazón urbano
y todo es un trasiego de gentes con sus prisas.
Parece una película francesa en mitad del desierto.

Un hombre solitario
regresa por las rutas del amor
en infinito vértigo
de edificios desnudos en el cielo
que buscan en las nubes las señales del agua.

Un semáforo en verde
le deja construir el universo.


Ana Muela Sopeña

La omnipresencia del circulo espiritual nos hace ser una misma causa. Me parece que tu poema reflexiona sobre todo eso en forma digna y sensitiva. Abrazos, ERA

Muy buen poema, Ana. Poblado de ideas sugerentes y bellas.
Pero estoy sobrecogido aún, después de leerlo, porque empiezo a pensar seriamente en la telepatía. No pensaba publicarlo, pero después de leer tu poema lo haré mañana; se trata de uno mío ( evidentemente muy distinto) que tiene un espíritu tan parecido al tuyo e incluso con artificios tan semejantes que me he quedado impresionado. En fin, parece que estas cosas pueden suceder.

Versos para pensar... mucho. Para hacer de reflexión, sentimiento y acción, consciente consecuencia.
Me gusta tu poesía, Ana.
Un beso

Un magnífico fresco de la soledad urbana, tan llena de gentes y de cosas, que bien podría ser un pie de cuadro de una cualquiera de las obras de ambiente urbano del pintor americano Hooper.

Todo un placer de lectura, querida Ana.

Biquiños.

Hay esa soledad que marchita el vivir deldía a día, pero no para
el poeta, ya que dispone de la prerrogaiva de acompañarse con
lo que siente, lo que ve, lo que presiente e imagina.

Así fuiste recorriendo los pasos del día y de la noche atemperados
de luces y de sombras, según convenga.

un abrazo

Buen poema sobre la ciudad y su vida. Un gusto pasar por tus logrados versos
Besos
Pilar

Gracias por abrir los comentarios con tus palabras...

Un beso
Ana

Manuel, muchas veces no se trata de telepatía entre poetas. Se trata de que bebemos de las mismas fuentes. Están los archivos poéticos volando alrededor del planeta. Una especie de archivos etéricos de palabras. De ahí habremos bebido...

Un abrazo y gracias por tus palabras
Ana

Gracias, Elizabeth, por venir...

Un beso
Ana