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Quizás no esté dormido

Publicado: Mar, 02 Abr 2013 8:36
por F. Enrique
A Margarita Muñoz

No tuve que hacer ningún esfuerzo para enredarme en un tango de Gardel. Mi abuela, tan seria, tan adusta, tan desencantada, desempolvaba algunas veces aquellos viejos discos, inmensos, chirriantes y aprovechaba la caída de la tarde para llevarnos a un mundo que ella, con sinceridad, creía muerto para siempre. Era recurrente la mención, mientras sonaba “Cuesta Abajo”, del familiar que fue a comprar tabaco y que años después fue visto en Buenos Aires, se supone que con un nuevo acento y con una nueva familia, echando de menos tantísimas cosas, y sin embargo, consciente de haber abandonado una nave triste y a la deriva. Pero lo que más me arrebataba era, y eso lo podría corroborar cualquier persona que haya conocido a mi abuela, la capacidad evocadora que aquella voz tenía en sus ojos; durante tres o cuatro minutos, aquella mujer consumida que agonizó durante años sin estar afectada por ninguna enfermedad, vestida de negro, entre palabra y palabra suspirando, le daba un pequeño respiro a su tormento para entrar de lleno en el del adorado e irrepetible Carlos, Carlos Gardel, Carlitos… que lloraba y reía como nadie.

Quizás no esté dormido cuando aún canta. – solía decir, al acabar la música, enjugándose una lágrima.

re: Quizás no esté dormido

Publicado: Jue, 04 Abr 2013 19:22
por Liz Barrio.
Es un relato precioso. Exquisito y fino, profundo y sentidísimo. Me encantó y me llegó.
Un gran abrazo

Publicado: Jue, 04 Abr 2013 21:05
por Hallie Hernández Alfaro
Ay, terminé de leer la última línea con una lágrima maravillosa, de esas que parecen hechas de azúcar y contradicen tanto la pena húmeda del llanto.

Gracias por publicar esta hermosura, F. Enrique. Muchas gracias.

Publicado: Dom, 07 Abr 2013 5:52
por F. Enrique
Gracias, Elizabeth, fue un arrebato de nostalgia y un pequeño homenaje a mi abuela, una persona que, creo, me quería mucho, pero que siempre fue muy dura con sus nietos, vivíamos en la misma casa, especialmente conmigo. La vida fue terriblemente cruel con ella.

Un abrazo.

Publicado: Dom, 07 Abr 2013 6:02
por F. Enrique
Pienso, Hallie, que las personas que me rodearon en la infancia forjaron mi acusada tendencia al eclecticismo en cuanto a gustos musicales. Curiosamente las dos que me hubieran sido más propias por las características de mi barrio; Flamenco y Canción española, tuve que recuperarlas ya de adulto, o casi. Gracias, Hallie, y permíteme una broma; sigo buscando una fórmula para no escribir ni en verso ni en prosa.

Un abrazo.

Publicado: Dom, 28 Abr 2013 18:47
por Maria Pilar Gonzalo
Las sombras del corazón edulcoradas por un tango... muy evocador y qué real, compañero.

Un placer leerte en esta tarde que anochece entre el sirimiri y el silencio.

Publicado: Dom, 12 May 2013 9:33
por F. Enrique
Gracias, María Pilar, por haberte detenido en este ejercicio de nostalgia. Creo que todo aquello que se nos transmite de una forma natural se siente como una parte importante en nuestras vidas.

Un abrazo.

Re: Quizás no esté dormido

Publicado: Dom, 12 May 2013 13:11
por Carlos Justino Caballero
F. Enrique escribió:[RIGHT]A Margarita Muñoz[/RIGHT]

No tuve que hacer ningún esfuerzo para enredarme en un tango de Gardel. Mi abuela, tan seria, tan adusta, tan desencantada, desempolvaba algunas veces aquellos viejos discos, inmensos, chirriantes y aprovechaba la caída de la tarde para llevarnos a un mundo que ella, con sinceridad, creía muerto para siempre. Era recurrente la mención, mientras sonaba “Cuesta Abajo”, del familiar que fue a comprar tabaco y que años después fue visto en Buenos Aires, se supone que con un nuevo acento y con una nueva familia, echando de menos tantísimas cosas, y sin embargo, consciente de haber abandonado una nave triste y a la deriva. Pero lo que más me arrebataba era, y eso lo podría corroborar cualquier persona que haya conocido a mi abuela, la capacidad evocadora que aquella voz tenía en sus ojos; durante tres o cuatro minutos, aquella mujer consumida que agonizó durante años sin estar afectada por ninguna enfermedad, vestida de negro, entre palabra y palabra suspirando, le daba un pequeño respiro a su tormento para entrar de lleno en el del adorado e irrepetible Carlos, Carlos Gardel, Carlitos… que lloraba y reía como nadie.

- Quizás no esté dormido cuando aún canta. – solía decir, al acabar la música, enjugándose una lágrima.

Un relato bien contado de un recuerdo entrañable que me llega porque, además, lo he vivido! Un abrazo, poeta!

Publicado: Sab, 18 May 2013 12:42
por F. Enrique
Gracias, Carlos. Hay mitos que acaban teniendo mucha importancia en nuestras vidas, en el caso de Gardel fue el transcurrir de los años; obras de teatro, películas, reportajes y, por supuesto, volver a escuchar sus canciones, lo que me hizo mirar atrás y recuperar aquellos momentos de la infancia, tal vez mitificados, y tomar conciencia de la universalidad de este cantante irrepetible, con la ventaja que tenemos quienes lo degustamos directamente, en el mismo idioma.

Un abrazo.