Editorial Alaire

A la catedral de León.
A Julio González, leonés exiliado en Bilbao.

Catedral, gigantesca luminaria
que enciende su armadura
en los tizones de la sombra.

En tus vidrios el tiempo está apretado
como una granada madura.
Aquietan el silencio
dos aceros devueltos a tus flancos
mientras crece el misterio de un velado torbellino.

Y la piedra resuena
ante el delirio de color que arde
en tus fachadas,
y ya, las horas, libres de su encierro,
se mueven transcurriendo por las calles.
Son tiempo que se habita,
que progresa y madura.
Es tu inasible devenir
repartido en dos mundos
―erráticas entrañas golpeando luz y sombra.

Catedral, brasero de siglos,
estrella de aleteo intacto,
que escinde sus enigmas
en una transparencia desollada.

Ti instruído poema hace de luminaria artística para interpretar
la belleza por el conducto poético y por el arquitectónico.
Un placer y ariba la catedral de León.

Un abrazo

Enhorabuena para los dos por este hermosísimo poema que tan bien comprendemos los que la conocemos.
Besos
Pilar

J. J. M. Ferreiro escribió: A la catedral de León.
A Julio González, leonés exiliado.

Catedral, gigantesca luminaria
que enciende su armadura
en los tizones de la sombra.
La llama tras los gestos profundiza en las máscaras.

Catedral, en tus vidrios el tiempo está apretado
como una granada madura.
Aquietan el silencio
dos aceros devueltos a tus flancos
mientras crece el misterio en un velado torbellino.
La piedra grita
ante el delirio de color
que estalla en tus fachadas,

y ya, las horas, libres de su encierro,
reposan absolutas sobre el río.
Son
tiempo habitado
que progresa y madura.
Es tu inasible devenir
repartido en dos mundos
―erráticas entrañas golpeando luz y sombra.

Catedral, brasero de sílex,
estrella de aleteo intacto,
escinde tus enigmas
en una transparencia desollada.

Las grandes catedrales, con sus largos y extendido techos, sus campanarios ardientes retumbando, sus ventanales ocultos misterios, no sé son tan grandes los templos que hasta frío siento, son tan imponentes que da un poco de miedo entrar, creo más bien que nosotros los que aún creemos en un Dios, debemos ser iglesia con nuestros actos, las catedrales y sus riquezas se contraponen a la pobreza de las calles, afuera otra es la historia.

Un placer leerte compañero, rico lenguaje, gran entrega, saludos.

Guillermo Cuesta escribió:Ti instruído poema hace de luminaria artística para interpretar
la belleza por el conducto poético y por el arquitectónico.
Un placer y ariba la catedral de León.

Un abrazo

Gracias Guillermo por abrir las puertas de esta antigua "Catedral" (el poema básico es del 2002) que ha sido sometida a alguna reforma, debido a la erosión del tiempo. También he puesto un pequeño cartel, dedicando su construcción a un amigo entrañable.

Un abrazo

Me ha gustado mucho tu poema J.J.M. Más, si cabe, por el monumento al que va dedicado.
Un fuerte abrazo.

(Catedral, brasero de sílex,
estrella de aleteo intacto,
escinde tus enigmas
en una transparencia desollada.)

Se nota la mano del Poeta brillante que eres, Jota, siempre sorprendente, siempre encontrando palabras para expresar lo inexpresable.

Un fuerte abrazo, y otro para el Gran Julio González, Poeta elegante como pocos.

Magnifico poema descriptivo, me ha encantado. Mi parte favorita habla de la indudable calidad de estos versos


La piedra estalla
ante el delirio de color que arde
en tus fachadas,
y ya, las horas, libres de su encierro,
reposan absolutas en las calles.
Son
tiempo habitado
que progresa y madura.
Es tu inasible devenir
repartido en dos mundos
―erráticas entrañas golpeando luz y sombra.

Felicitaciones sinceras.

La piedra y el cristal se vuelven aire respirable, fuego y carne de siglos en la inmensidad de tu palabra. Precioso y preciso homenaje a dos grandes monumentos leoneses, uno arquitectónico (la Catedral) y otro poético (Julio González [img]images/smiles/icon_wink.gif[/img]).
Un abrazo.
Pepa

Maravilloso, J.J.:

Has logrado transmitir la majestuosidad de la Catedral de León. Me encantan las Catedrales. Tanto las góticas como las románicas. Es cierto lo que dice Natalia. Allí todo es riqueza y en las calles hay pobreza, pero la riqueza artística de las catedrales siempre nos deja con la boca abierta. Eso me gusta. Esa manifestación de la creatividad humana a través de los arquitectos, escultores, pintores y vidrieros de las catedrales.

Me encantó
Aplausos a montones
Un beso
Ana

Pilar Morte escribió:Enhorabuena para los dos por este hermosísimo poema que tan bien comprendemos los que la conocemos.
Besos
Pilar

Pilar, como ya he dicho en otro comentario, este es un poema ya antiguo (de 2002) en el que he hecho algunas sensbles reformas estructurales y de léxico.

Biquiños.

Una gozada haber leido tan magnífico poema. Felicidades e unha aperta.

Asombrosa la manera de crear imágenes imposibles. El arte de escribir. Magistral entrega.

Abrazos.

J. J. M. Ferreiro escribió:A la catedral de León.
A Julio González, leonés exiliado en Bilbao.

Catedral, gigantesca luminaria
que enciende su armadura
en los tizones de la sombra.
La llama tras los gestos
profundiza en las máscaras.

Catedral, en tus vidrios el tiempo está apretado
como una granada madura.
Aquietan el silencio
dos aceros devueltos a tus flancos
mientras crece el misterio de un velado torbellino.

La piedra estalla
ante el delirio de color que arde
en tus fachadas,
y ya, las horas, libres de su encierro,
reposan absolutas en las calles.
Son
tiempo habitado
que progresa y madura.
Es tu inasible devenir
repartido en dos mundos
―erráticas entrañas golpeando luz y sombra.

Catedral, brasero de siglos,
estrella de aleteo intacto,
escinde tus enigmas
en una transparencia desollada.

Hay algo enigmatico y suspensivo en las catedrales. Tu poema recorre la arquitectura y feeling en modo magistral. Un gran placer leerte. Abrazos, ERA

[quote="J. J. M. Ferreiro"]

Bella y reflexiva contemplación, amigo. Saludos.