Editorial Alaire

Ramón Carballal escribió:Recuerda los planetas que no vimos, en el atardecer
de un noviembre. Las calles humedecen su rostro,
las últimas aceras ríen con su ayer hermafrodita
y hay en mi silencio estratagemas de invierno,
palabras que lloran su latitud insomne. Te quiero
como el largo túnel que atisba la sincronía de los
semáforos. Te quiero en lo que no vive, en tu ausencia,
en lo que dejas como un caparazón o flor o lúgubre
mentira. Algunas veces me refugio en los quioscos del vacío,
en mediodías de lluvia, cuando los hombres levantan el árbol
de sus paraguas y todo es más pequeño, vida entre
la vida, el maquillaje del agua. Sé que tu sombra
ya no existe, que en el acertijo del mañana dos más dos
son edad. Que volverás a la despedida de los cines,
a la reverberación de un tren solitario, al yugo que
ambiciona ser raíz en la nieve, un caleidoscopio de sal.

Pilar Morte escribió:Me ha gustado este poema que rezuma amor y nostalgia. Siempre hermosas imágenes
Abrazos
Pilar

Víctor F. Mallada escribió:Una bonita historia la que aquí nos dejas, Ramón, con imágenes a veces tristes, otras llenas de esperanza. Una bonita historia donde reina el amor.

Un abrazo, poeta.

Víctor

Guillermo Cuesta escribió:Magnífico versar, amigo, lleno de metáfora y lirismo bellos.

un abrazo

Concha Vidal escribió:Una preciosa apuesta por la metáfora.
Sencillamente delicioso.

Abrazos mediterráneos.

Ramón Carballal escribió:
Recuerda los planetas que no vimos, en el atardecer
de un noviembre. Las calles humedecen su rostro,
las últimas aceras ríen con su ayer hermafrodita
y hay en mi silencio estratagemas de invierno,
palabras que lloran su latitud insomne. Te quiero
como el largo túnel que atisba la sincronía de los
semáforos. Te quiero en lo que no vive, en tu ausencia,
en lo que dejas como un caparazón o flor o lúgubre
mentira. Algunas veces me refugio en los quioscos del vacío,
en mediodías de lluvia, cuando los hombres levantan el árbol
de sus paraguas y todo es más pequeño, vida entre
la vida, el maquillaje del agua. Sé que tu sombra
ya no existe, que en el acertijo del mañana dos más dos
son edad. Que volverás a la despedida de los cines,
a la reverberación de un tren solitario, al yugo que
ambiciona ser raíz en la nieve, un caleidoscopio de sal.