Editorial Alaire

Rafael Valdemar escribió:No busco las promesas de abril,
ni el luto con que viste noviembre a nuestros ojos.
Sólo quiero que me ofrezcas la palabra
y la cascada de tu piel vertiéndose en mi boca.

Ven ahora que reposa el eco de la lluvia
para que en el latir de un sólo verbo se conjuguen
nuestros cuerpos y en su velamen de fiebre
naveguen por las aguas del deseo.

Tú, siempre tan clara como un crepúsculo virgen,
ardiente como un secreto adolescente,
acércate que el mar como un lobo en celo
codicia poseerte.
Escucha el crepitar de su aullido
que en mi carne se incendia igual que una pavesa.

Quiero nombrarte ahora que un rodal de luz
se adentra por mis sombras interiores
y se duermen los sentidos.
Voy a invadir tu silencio y ocupar el círculo de tu voz,
mío será el lenguaje callado de tu cuerpo.

Déjame que el recuerdo eche raíz
y nazca como una flor de cuchillo entre mis manos.
Se abrirán sus pétalos en el fílo de cada amanecer
para que el epitafio de tus labios jamás pronuncie olvido.

Uff, Rafael, este poema es precioso, afortunado, intensísimo.

Para leer y guardar en la caja de los tesoros.

Enhorabuena y aplausos.

Hallie

Buen poema, paisano. Me ha gustado mucho la pulcritud del estilo y el lenguaje, con vocablos hermosos como ese rodal, acepción leonesa que hacía tiempo no oía. Enhorabuena.
Salud.

Preciosos versos, con imágenes de gran belleza y un lenguaje rico y cuidado. Un placer venir.
Un abrazo.
Pepa

Hallie gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

rafael

Versos apasionados de un poema excelente, Rafael. Magnificas las metáforas. Mis abrazos y felicitaciones sinceras. Mi parte preferida



Tú, siempre tan clara como un crepúsculo virgen,
ardiente como un secreto adolescente,
acércate que el mar como un lobo en celo
codicia poseerte.
Escucha el crepitar de su aullido
que en mi carne se incendia igual que una pavesa.

Quiero nombrarte ahora que un rodal de luz
se adentra por mis sombras interiores
y se duermen los sentidos.
Voy a invadir tu silencio y ocupar el círculo de tu voz,
mío será el lenguaje callado de tu cuerpo.

Déjame que el recuerdo eche raíz
y nazca como una flor de cuchillo entre mis manos.
Se abrirán sus pétalos en el fílo de cada amanecer
para que el epitafio de tus labios jamás pronuncie olvido.

Me ha gustado mucho tu poema, Rafael. Además se agradece lo que es leer un poema de amor, con sus ilusiones, su luminosidad, su esperanza en el futuro, y todo ello escrito con una gran elegancia.

Un abrazo.

Elizabeth gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

rafael

Julio gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

rafael

Amar entregado y profundo, amigo, que deja un buen sabor de boca
con ese cierre sabroso sobre el no olvido.

Un abrazo

Preciosos versos Rafael, de gran altura poética y tan elegantemente escritos que casi acarician la piel.

Muy buen poema.

Abrazos.

Josefa gracias por pasarte por el poemay dear tus palabras

saludos

rafael

Marius gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

rafael

Rafael Valdemar escribió:

No busco tus promesas de abril,
incumplidas las envolvió la soledad con su mortaja,
sólo quiero que apacigue esta sed indócil que me habita
la cascada de tu piel vertiéndose en mi boca.

Ven ahora que reposa el eco de la lluvia
para que en el latir de un sólo verbo se conjuguen
nuestros cuerpos y en su velamen de fiebre
naveguen por las aguas del deseo.

Tú, siempre tan clara como un crepúsculo virgen,
ardiente como un secreto adolescente,
acércate que el mar como un lobo en celo
codicia poseerte.
Escucha el crepitar de su aullido
que en mi carne se incendia igual que una pavesa.

Quiero nombrarte ahora que un rodal de luz
se adentra por mis sombras interiores
y se despiertan los sentidos.
Voy a invadir tu silencio y ocupar el círculo de tu voz,
mío será el lenguaje callado de tu cuerpo.

Déjame que tu recuerdo eche raíz
y nazca como una flor de cuchillo entre mis manos.
Se abrirán sus pétalos en el fílo de cada amanecer
para que el epitafio de tus labios jamás pronuncie olvido.

Precioso poema de amor, Rafael, del que destaco estos versos y la estrofa final que me encantan.
Un placer.
Saludos.