Editorial Alaire

Entre la piedra y la madera
se vierte el mar oscuro,
la chimenea se lleva
las carcajadas de las brujas errantes.
En medio de los árboles
pasa un fantasma,
los perros saludan el viento
y su caminar nocturno.
Las botellas olvidadas
llenan nuestras copas.
La noche es un diente negro
que muerde el follaje.
Por eso la cerámica brilla
con todos sus soles,
la casa razga el cielo
con su plumaje de humo
con su costilla de ballena.
La oscuridad es devorada
con su luz de luciérnaga,
por sus puertas viejas de iglesia
para que entre el silencio.
Todo navega en su espíritu,
mientras bebo su licor
cantan las sirenas de los aromos,
grita su arquitectura de araña
para no ser una voz
en el profundo eco del camino.

Hola, Naster.

No conocía tu poesía. Este poema que te he leído me ha encantado por sus originales imágenes. Creas un mundo propio muy interesante.

Te dejo un abrazo
Ana

Gracias Ana, te dejo un abrazo!!

Qué buen, poema, naster. La casa de los espíritus, como una de las primeras obras de Isabel Allende.

Versos deliciosos, certeros, brillantes. Aplausos, muchos.

Salud y felicidad.


Hallie

Me resulta un tanto extraño, Naster, leer un poema tuyo en el que prevalezca el verso corto y ,que por ello, tenga un ritmo más ágil- Esto, en cierta forma, te introduce en una forma distinta de poesía. Interesante y en tu línea de calidad. Veo muy positivo que se intenten nuevos caminos.

Un abrazo.