Editorial Alaire

Ella vive la vida sin fisuras,
cada jornada es nítida.
Se arma con la música del tiempo
y cabalga el espacio de la luna.

La otra es un espejo torturado
cada día se esconde de miradas.
Se desprende de sombras con el numen
y repta a territorios de lo oscuro
como si nada fuera ya importante.

Ambas buscan la luz del horizonte.
La primera en los rayos primigenios
de la bondad desnuda y sin doblez.

La otra lleva siempre en la mochila
un sol negro de amianto
que solloza en su gruta por lo ínfimo.


Ana Muela Sopeña

Ana Muela Sopeña escribió:Ella vive la vida sin fisuras,
cada jornada es nítida.
Se arma con la música del tiempo
y cabalga el espacio de la luna.

La otra es un espejo torturado
cada día se esconde de miradas.
Se desprende de sombras con el numen
y repta a territorios de lo oscuro
como si nada fuera ya importante.

Ambas buscan la luz del horizonte.
La primera en los rayos primigenios
de la bondad desnuda y sin doblez.

La otra lleva siempre en la mochila
un sol negro de amianto
que solloza en su gruta por lo ínfimo.


Ana Muela Sopeña

Dos caras de una realidad universal Ana, caminando en forma paralela, quien sabe alguna vez se encuentren. Me gustó mucho este poema. Beso, Luna.-

Me ha gustado mucho este poema que discurre por los dos lados de la vida. Me identifico con ambas mujeres como con las dos caras de una misma moneda. Un placer leerte.
Un abrazo.
Pepa

Bonita dualidad que aquí nos dejas, Ana.
De ritmo agil y facil lectura, ¿Jekyll and Hyde? ¿La misma chica?

Un abrazo, poeta.

Víctor

Magnificas imágenes para un poema profundo, Ana, excelente meditación sobre dualidad de la persona... Felicitaciones sinceras/

Quince versos, casi todos endecas, para dar la grata apariencia
de soneto blanco, con esa buena intención de vivir la vida y logran caminar satisfactoriamente hacia adelante.

un abrazo

Guillermo

Ana Muela Sopeña escribió:Ella vive la vida sin fisuras,
cada jornada es nítida.
Se arma con la música del tiempo
y cabalga el espacio de la luna.

La otra es un espejo torturado
cada día se esconde de miradas.
Se desprende de sombras con el numen
y repta a territorios de lo oscuro
como si nada fuera ya importante.

Ambas buscan la luz del horizonte.
La primera en los rayos primigenios
de la bondad desnuda y sin doblez.

La otra lleva siempre en la mochila
un sol negro de amianto
que solloza en su gruta por lo ínfimo.


Ana Muela Sopeña

Precioso y tan bien construido Ana.

Vaya lujo leer, Dos mujeres, un sábado en la mañana.

Abrazos y felicitaciones,


Hallie

Muchas gracias, Luna, por venir a inaugurar los comentarios de mi poema.

Sí, se puede ver como dos caras en la misma mujer o como dos mujeres (siendo ambas distintas personas). Las dos caras de una moneda.

Un abrazo
Ana

Siempre me ha encantado tu particular poética, Ana. No olvidemos que una moneda necesita las dos caras para existir. Muy bien desarrollada la idea poética y la habitual belleza lírica que siempre viste tus versos.

Un abrazo.