ME VESTIRÉ DE AGUA
Publicado: Mié, 16 Ene 2013 10:25
Me vestiré de agua
para vivirte ingrávida
en los atardeceres dulces de la palabra,
suavemente abrazado a tu boca
recorreré sin tiempo tu distancia
para morir despacio entre tus manos,
y volveré a ser hombre
en el jardín de auroras de tu cuerpo,
donde las ansias duermen,
donde quiebra el sol tu encrucijada…
donde la nada.
Me vestiré de agua
en las espumas bravas de tu cintura
y arrasarán torrentes las grutas
del amor prohibido,
los cálidos rincones de tu cama,
tu espalda silenciosa
y las curvas de tu miedo,
el cielo de tus piernas
y el magma de tu sexo terciopelo
marcando los lienzos de mi piel
dormida en las edades del olvido.
Me vestiré de agua
con la mirada clavada en tu presente,
con la frente exhausta y el musculo herido,
con la simiente abierta
en los campos vivos de tu cuerpo,
con el cielo por testigo
y el vértigo valiente de sentirte mía,
con el recuerdo dormido en el dolor ausente,
diferente en la palabra, pleno,
amando la sonrisa que desliza
los caminos de sal
de este presente que devora los deseos
olvidados,
anclados en el alma rasgada en el dolor
de amores que el sueño despertó
en las desnudas paredes de tu nombre…
Que nada me arranque de tu boca,
que toca al fin vivir tu herida,
que quiero morirme lentamente en tu desnudo,
eternamente vivo entre tus piernas…
crucificado.
para vivirte ingrávida
en los atardeceres dulces de la palabra,
suavemente abrazado a tu boca
recorreré sin tiempo tu distancia
para morir despacio entre tus manos,
y volveré a ser hombre
en el jardín de auroras de tu cuerpo,
donde las ansias duermen,
donde quiebra el sol tu encrucijada…
donde la nada.
Me vestiré de agua
en las espumas bravas de tu cintura
y arrasarán torrentes las grutas
del amor prohibido,
los cálidos rincones de tu cama,
tu espalda silenciosa
y las curvas de tu miedo,
el cielo de tus piernas
y el magma de tu sexo terciopelo
marcando los lienzos de mi piel
dormida en las edades del olvido.
Me vestiré de agua
con la mirada clavada en tu presente,
con la frente exhausta y el musculo herido,
con la simiente abierta
en los campos vivos de tu cuerpo,
con el cielo por testigo
y el vértigo valiente de sentirte mía,
con el recuerdo dormido en el dolor ausente,
diferente en la palabra, pleno,
amando la sonrisa que desliza
los caminos de sal
de este presente que devora los deseos
olvidados,
anclados en el alma rasgada en el dolor
de amores que el sueño despertó
en las desnudas paredes de tu nombre…
Que nada me arranque de tu boca,
que toca al fin vivir tu herida,
que quiero morirme lentamente en tu desnudo,
eternamente vivo entre tus piernas…
crucificado.