Editorial Alaire

Me dijo que siguiera el recto camino hasta la meta.
Me apretaba la mano y, sin mirarme,
llegaba a lo más hondo de mis ojos.
Sin armas conquistó mi extenso territorio,
en parte porque yo
ya estaba seducido por la verdad del árbol deshojado.
Las estaciones pasan
y visten el paisaje con el color del clima.
Permanecen los troncos y las piedras,
esqueletos de acero.
Cemento, musgo y hojas
viajan con las nubes. De la palabra queda
un aroma sublime en la memoria,
un sabor que asociamos
con sintonías de emisoras, esquejes
del alma. La propia desnudez
del tiempo fugitivo,
el espacio infinito de las horas
que nutre este escenario en que la espera
se enmascara de poesía
y el damero en suspenso
que devoran alfiles amarrados al miedo
estiran el largo filamento del sendero
mientras la meta exhibe su impudicia
de vieja loca desdentada.
Me nutro de certezas,
pero Maya me arrastra al laberinto
de espejos que reflejan
guiñoles de cristal desmenuzado.

Me dijo que siguiera el recto camino hasta la meta.
Me apretaba la mano y, sin mirarme,
llegaba a lo más hondo de mis ojos.
Sin armas conquistó mi extenso territorio,
en parte porque yo
ya estaba seducido por la verdad del árbol deshojado.
Las estaciones pasan
y visten el paisaje con el color del clima.
Permanecen los troncos y las piedras,
esqueletos de acero.
Cemento, musgo y hojas
viajan con las nubes. De la palabra queda
un aroma sublime en la memoria,
un sabor que asociamos
con sintonías de emisoras, esquejes
del alma. La propia desnudez
del tiempo fugitivo,
el espacio infinito de las horas
que nutre este escenario en que la espera
se enmascara de poesía
y el damero en suspenso
que devoran alfiles amarrados al miedo
estiran el largo filamento del sendero
mientras la meta exhibe su impudicia
de vieja loca desdentada.
Me nutro de certezas,
pero Maya me arrastra al laberinto
de espejos que reflejan
guiñoles de cristal desmenuzado.
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Hermoso e interesante trabajo, amigo Roberto, donde relatas la carrera del tiempo y el espacio que nos ha tocado competir. Los reflejos del propio corredor anuncian la tristeza de la meta.
Ha sido un placer leerte. Felicidades.
Un cordial abrazo.

Espacio, tiempo, naturaleza y esas profundas sensaciones que
ocupan el alma y luego el poeta las convierte en poesía.
Qué bien lo escribiste y qué bonito.

Un abrazo

La meta nos la van contruyendo otros! personajes reales o ficticios, en este precioso poso me quedo, porque al final de cada camino nos espera ese alguien, tal vez por eso somos capaces de llegar.

El Poema exprime una sensibilidad envidiable, todo lo vivido en las páginas nos empuja a la vida y viceversa.

(De la palabra queda
un aroma sublime en la memoria)

Sin duda es un poema precioso, un adjetivo que le queda como un guante.

Un abrazo, compañero.

Roberto, me apunto a los acertados comentarios de los compañeros.

Un poema para pasar otra vez por él y deleitarse con su contenido.
Un abrazo.

Un poema verdaderamente precioso muy bien hilvanado y con algunos pasajes realmente extraordinarios. Muy buena obra, Roberto. Mi sincera felicitación. Un abrazo.

Hola Roberto, me ha encantado el poema, muy reflexivo, mis aplausos. Mi parte favorita

Permanecen los troncos y las piedras,
esqueletos de acero.
Cemento, musgo y hojas
viajan con las nubes. De la palabra queda
un aroma sublime en la memoria,
un sabor que asociamos
con sintonías de emisoras, esquejes
del alma. La propia desnudez
del tiempo fugitivo..

Muchos abrazos.

Esta carrera loca hacia no se sabe dónde muy bien expresada en tu poema, Roberto. Un lenguaje poético esmerado y una emoción contenida que al final se desborda en palabras llenas de belleza y verdad.

Muy buen poema, Roberto
Abrazos y felicitaciones
Ana

Precioso el trayecto de estos versos plagados de belleza. Un placer recorrerlos.
Un abrazo.
Pepa

Este poema me parece para destacar por su acierto en la elección del discurso y por su belleza. Mi felicitación, Roberto.
Un fuerte abrazo

Un poema excelente; a ver seamos con justicia superlativos: excelentísimo.


"Me dijo que siguiera el recto camino hasta la meta.
Me apretaba la mano y, sin mirarme,
llegaba a lo más hondo de mis ojos.
Sin armas conquistó mi extenso territorio,
en parte porque yo
ya estaba seducido por la verdad del árbol deshojado. (Oh, ¿y cómo puede lucharse con la taxonomía del vínculo indivisible?)
Las estaciones pasan
y visten el paisaje con el color del clima.
Permanecen los troncos y las piedras,
esqueletos de acero.
Cemento, musgo y hojas
viajan con las nubes. De la palabra queda
un aroma sublime en la memoria,
un sabor que asociamos
con sintonías de emisoras, esquejes
del alma. La propia desnudez
del tiempo fugitivo,
el espacio infinito de las horas
que nutre este escenario en que la espera
se enmascara de poesía
y el damero en suspenso
que devoran alfiles amarrados al miedo
estiran el largo filamento del sendero
mientras la meta exhibe su impudicia
de vieja loca desdentada. (Aquí va un suspiro quedo, para que el aire sólo pueda ocuparse del temblor del poema)
Me nutro de certezas,
pero Maya me arrastra al laberinto
de espejos que reflejan
guiñoles de cristal desmenuzado."

Y el final: confesión que premia todos los reflejos.


Roberto, recibe mi humilde y emocionada ovación por tan buenas letras.

Un abrazo fuerte,


Hallie

Excelentes versos, de una sutileza y una elegancia que te atrapan desde el principio. Un placer la lectura. Abrazos.

Guillermo Cuesta escribió:Espacio, tiempo, naturaleza y esas profundas sensaciones que
ocupan el alma y luego el poeta las convierte en poesía.
Qué bien lo escribiste y qué bonito.

Un abrazo

Un hombre que agonizaba me indicó el camino y me dio fuerzas para tratar de alcanzar esa meta. Gracias, Guillermo. Un abrazo.

Luis Oroz escribió:La meta nos la van contruyendo otros! personajes reales o ficticios, en este precioso poso me quedo, porque al final de cada camino nos espera ese alguien, tal vez por eso somos capaces de llegar.

El Poema exprime una sensibilidad envidiable, todo lo vivido en las páginas nos empuja a la vida y viceversa.

(De la palabra queda
un aroma sublime en la memoria)

Sin duda es un poema precioso, un adjetivo que le queda como un guante.

Un abrazo, compañero.

Gracias, Luis. Es cierto, a pesar de que el objetivo se desvanece muchas veces como un espejismo, ese alguien está allí esperando y esa certeza se superpone y triunfa sobre lo ilusorio y banal. Un abrazo.

Quinteño de Greda escribió:Roberto, me apunto a los acertados comentarios de los compañeros.

Un poema para pasar otra vez por él y deleitarse con su contenido.
Un abrazo.

Gracias, Quinteño. Siempre eres bienvenido a este rincón. Un abrazo.