Editorial Alaire

Mi padre estaba convencido de que llegaría a los cien, no pensaba en la muerte. Al final, la muerte sí pensó en él.
Este soneto (publicado en "Nido de sonetos"), tal vez lo escribí pensando en él el día que lo hice, y aunque así no fuese, lo merecería por ese aferrarse a la vida.


Ganas de vivir


El tiempo se termina, no le queda
más que fugacidad en lo aparente,
un cuerpo haciendo aguas, una mente
que a sus propias neuronas deshereda.

Solo un paisaje gris, una vereda
que transitan penurias al relente
mostrándole sus cartas, un presente
que juega de farol y sin moneda.

Ronda la senectud, gritan los males
queriendo doblegar su terco empeño
que en ganas de vivir se fortifica.

Le clava la existencia sus puñales
de miedo y soledad, mientras risueño,
la suma de sus años amplifica.



Mario.

A ver, veamos, Mario.

No sólo eso, estimado amigo: nosotros también pensamos que ellos nunca se irán, aunque la razón dijera lo contrario.
Y es que la vida merece vivirse y plenamente, hasta que no quede momento sin desdeñar.
Un soneto donde las ansias de vivir viven.
Te externo un cordialísimo saludo.

Muy hermoso soneto que a todos nos concierne y tiene la calidad en sus versos.
Yo creo que los padres nunca se van.
Besos para todos
Abrazos
Pilar

Amigo mío, sabedores somos de lo que ha de venir, pero a veces, el intelecto, se nos adelanta sin darnos cuenta, hasta que llega la hora de la partida.

Un fuerte abrazo Mario.

Por supuesto que merece este certero poema, Mario. El declive es algo a lo que todos tememos, pero que sabemos acecha escondido en el tiempo.

Un fuerte abrazo.

Requisito indispensable para morir es haber vivido y tu padre con muchas ganas


Asi es la muerte

Un abrazo

Precioso soneto, Mario, muy elegante, donde dibujas como el mejor pintor la dignidad y la terquedad de la vida a pesar de las tristes evidencias de su declive. Seguro que tu padre lo estará disfrutando desde esa lejanía tan cercana en la que ahora habita.

Un abrazo.

Gran poema, lleno de erudicción y belleza.

Un abrazo enorme, Mario.

Hallie

Gracias Alberto, por tus palabras. Un abrazo, amigo.
Mario.

Hermosos y sabios versos, amigo mío, la senectud, el declive de lo físico, que es el valor más importante que tenemos, nos arrastra cuerpo y mente.

Un gran soneto, donde tú padre y muchos padres y no padres, pasados, presentes y futuros se hacen presente, con toda la veracidad de su existencia.

Un fuertre abrazo.

Querido Mario, tu padre en el cielo se debe sentir orgulloso por este soneto que no me queda claro si escribiste como homenaje tras su muerte o anteriormente a ella. En cualquier caso es una verdader a obra de arte, de esas que sólo puden ser creadas cuando el sentimiento nos invade el alma.
Felicidades por este soneto extraordinario

Mario,

Precioso soneto. Nunca estamos preparados para perder a un ser querido.

Un abrazo,

Ángel

Un soneto muy sentido, que refleja esa dosis de impotencia que nombra al ser humano: su amor incondicional hacia quien le dio la vida.
Mis abrazos sinceros, Mario.

Gracias Pilar, me alegra saber que te gustó, compañera. Un abrazo.
Mario.

Mi querido Mario, mi madre tiene 92, y hasta hace una semana escasa era la vida en persona... ahora estamos esperando.

No sigo ¿qué te voy a decir?

Un abrazo grande y todo mi cariño.