El sentido de la oración
Publicado: Mar, 08 Ene 2013 18:22
Quizás las elevadas alturas,
presionen en más de una forma el rostro de la vida,
quizás...
Son los sábados los días espaciales,
los lunes algo brillantes,
el domingo, siendo día del sol,
es triste y un poco más azul que los viernes,
los miércoles atienden otro tipo de fantasmas,
y los martes guerras internas y externas,
se juegan en tableros sin espectros...
Pero en un día del cual el nombre no existió,
justo en esa hora sin mortajas,
en ese minuto, él la vio,
a partir de esa mirada la culpa ya no tuvo lugar,
desde esa morada de luminosidad estelar,
justo desde esa porción de tiempo,
comenzó la historia que cambió la posición de los astros,
la nominación del verbo, la permisividad del canto,
la duración de la risa,
la noción de la verdad en cuanto a lo dichoso y verdadero;
él cambió,
él se estableció en tales ojos...
Ya nunca más el de antes, sino, el que renaciendo,
es ahora propiedad del cariño y del rubor...
Una hora más tarde,
un campanilleo,
una turba, un mareo;
la vida se abre camino,
incluso en un corazón cerrado,
la vida es la creación exacta de ese sentimiento alto,
tanto como altas son las lumbreras de la eterna paz...
presionen en más de una forma el rostro de la vida,
quizás...
Son los sábados los días espaciales,
los lunes algo brillantes,
el domingo, siendo día del sol,
es triste y un poco más azul que los viernes,
los miércoles atienden otro tipo de fantasmas,
y los martes guerras internas y externas,
se juegan en tableros sin espectros...
Pero en un día del cual el nombre no existió,
justo en esa hora sin mortajas,
en ese minuto, él la vio,
a partir de esa mirada la culpa ya no tuvo lugar,
desde esa morada de luminosidad estelar,
justo desde esa porción de tiempo,
comenzó la historia que cambió la posición de los astros,
la nominación del verbo, la permisividad del canto,
la duración de la risa,
la noción de la verdad en cuanto a lo dichoso y verdadero;
él cambió,
él se estableció en tales ojos...
Ya nunca más el de antes, sino, el que renaciendo,
es ahora propiedad del cariño y del rubor...
Una hora más tarde,
un campanilleo,
una turba, un mareo;
la vida se abre camino,
incluso en un corazón cerrado,
la vida es la creación exacta de ese sentimiento alto,
tanto como altas son las lumbreras de la eterna paz...