CUANDO TE ESCUCHO LEJOS
Publicado: Mié, 26 Dic 2012 17:39
Volveré a recorrerte palmo a palmo
volando a ras del suelo de tus ojos
enhebrando en mi pulso tu mirada,
a la orilla del mar,
como tu impulso…
Crear cada minuto en tu cabello
interminables tardes de lascivia,
con tus dedos de agua entre tinieblas
dibujando los surcos de mi miedo.
Volveré a sentir locuras en tu boca,
caminar por tu lengua terciopelo
y robarte el aire gimiendo madrugadas,
y en las hadas doradas de tus pechos
dibujar con mis dientes tu delirio,
y morir del martirio de tu carne
cuando la tarde oculte tus gemidos
en los relojes vivos de mi sueño.
Sentirme pequeño en tu hermosura
cuando mis manos desciendan a tus llanos,
a los lagos de plata de tus piernas
entre tu sexo alado y mi pecado pleno,
y escuchar rendido tus cantos de sirena
sepultando los miedos en músculos de fuego,
derribando las puertas del éxtasis oculto
estallando en placeres que apenas imagino.
Cuando te escucho lejos,
entre mi voz de otoño y tu desnudo estío,
mis manos prenden la última caricia
en la avaricia extrema de atarte a esta locura,
de despertar de nuevo las cruces del olvido,
y morirme en tu boca,
desnudo entre tus manos,
y volvernos del aire, del mar y del destino
y borrar los caminos hacia ninguna parte,
sin nombre y sin palabras,
cuando la tarde muera
en las aladas lunas de la almohada.
volando a ras del suelo de tus ojos
enhebrando en mi pulso tu mirada,
a la orilla del mar,
como tu impulso…
Crear cada minuto en tu cabello
interminables tardes de lascivia,
con tus dedos de agua entre tinieblas
dibujando los surcos de mi miedo.
Volveré a sentir locuras en tu boca,
caminar por tu lengua terciopelo
y robarte el aire gimiendo madrugadas,
y en las hadas doradas de tus pechos
dibujar con mis dientes tu delirio,
y morir del martirio de tu carne
cuando la tarde oculte tus gemidos
en los relojes vivos de mi sueño.
Sentirme pequeño en tu hermosura
cuando mis manos desciendan a tus llanos,
a los lagos de plata de tus piernas
entre tu sexo alado y mi pecado pleno,
y escuchar rendido tus cantos de sirena
sepultando los miedos en músculos de fuego,
derribando las puertas del éxtasis oculto
estallando en placeres que apenas imagino.
Cuando te escucho lejos,
entre mi voz de otoño y tu desnudo estío,
mis manos prenden la última caricia
en la avaricia extrema de atarte a esta locura,
de despertar de nuevo las cruces del olvido,
y morirme en tu boca,
desnudo entre tus manos,
y volvernos del aire, del mar y del destino
y borrar los caminos hacia ninguna parte,
sin nombre y sin palabras,
cuando la tarde muera
en las aladas lunas de la almohada.