Editorial Alaire

PASABA POR ALLÍ


Pasaba por allí. Había gente, policías;
llegaban ambulancias. Y me quedé mirando.

Era extraño.
Aquel hombre -a pesar de sus heridas-
tenía una expresión dulce en el rostro (según algunos
por la paz que sucede al sufrimiento).

O quizás fueran otras las causas del enigma.

Tal vez, deduje, al paso veloz por los primeros pisos
es cuando se consiga la máxima aceleración posible debido al peso
terrible de la angustia. Después, quizás se perciba como un alivio
al dejarse llevar por el vértigo, el vacío
o por algún recuerdo agradable en esta vida: un amor, un amigo,
un pensamiento puro y positivo, el sonido de una voz amable
que llama en lo profundo. Cercanas ya las lonjas y portales
sentimientos aún más intensos puede que retengan, frenen
un poco la caída. Y a un palmo del asfalto
puede que sobrevenga un arrepentimiento fugaz,
como un querer volver atrás, un desear asirnos
a un momento feliz en nuestra ya-no-vida que se dibuje
de pronto en nuestro rostro.

Pasaba por allí. Por eso, desde esa tarde,
acostumbro a llevar en los bolsillos
una carta de amor, una fotografía, una fecha
feliz e inolvidable; es decir, un pretexto al que asirme
si la vida me pone un día al borde de una cornisa
y con los pies a un paso del abismo.


--oOo--

Impresiona, José Manuel, sólo el pensar en lo que pasa por la cabeza de alguien que se encuentra en esta texitura. ¿Nunca lo sabremos, verdad?

Un poema de los que dejan huella. Bien trabado, armonioso y con un final esperanzador.

Un placer, amigo. Para volverlo a leer dentro de un rato.

Víctor

Siempre nos dejas un bolsillo de humanidad y optimismo que tanto agradezco. Un placer leer tu poema
Abrazos
Pilar

Precioso y magnífico poema, impactantes y a la vez muy hermosas tus letras. Mis aplausos y mi más sincera felicitación Jose Manuel. Un abrazo.

Entrañable y conmovedor de principio a fin.

Felicitaciones y un abrazo fuerte, querido poeta.

Hallie

José Manuel Sáiz escribió:PASABA POR ALLÍ


Pasaba por allí. Había gente, policías;
llegaban ambulancias. Y me quedé mirando.

Era extraño.
Aquel hombre -a pesar de sus heridas-
tenía una expresión dulce en el rostro (según algunos
por la paz que sucede al dolor y al sufrimiento).

O quizás fueran otras las causas del enigma.

Tal vez, deduje, al paso veloz por los primeros pisos
es cuando se consigue la máxima aceleración posible debido al peso
terrible de la angustia. Después, quizás se perciba como un alivio
al dejarse llevar por el vértigo, el vacío
o por algún recuerdo agradable en esta vida: un amor, un amigo,
un pensamiento puro y positivo, el sonido de una voz amable
que llama en lo profundo.
Cercanas ya las lonjas y portales
sentimientos aún más intensos puede que retengan, frenen
un poco la caída. Y a un palmo del asfalto
quizá nos sobrevenga un arrepentimiento fugaz,
como un querer volver atrás
o un pretender asirnos a un momento gozoso, alegre,
en nuestra ya-no-vida que lo deje
impreso en nuestro rostro.

Pasaba por allí. Por eso, desde esa tarde
acostumbro a llevar en los bolsillos
una carta de amor, una fotografía, una fecha
feliz e inolvidable; es decir, algún pretexto
al menos al que asirme si la vida me colocara un día
ante el borde de una cornisa y con los pies
a un paso del abismo.


--oOo--

¿Qué decirte, poeta? Magistralmente haces que la emoción y el sentir broten sin siquiera darse una cuenta. Aquí me encuentro enjugándome dos lagrimones que me han brotado y sorprendido no sólo a mí, también a la persona con quien trabajo y que extañada me ha dicho: ¿Por qué lloras?
Uff, no sé si agradecerte o regañarte por el aprieto en que me has puesto. Creo que un gracias es lo más honesto y sincero que debo escribirte.
Precioso, bellísimo y "llegador" poema.
Un abrazo y un beso para ti

Bello sentimiento el de su alma de poeta,
muchos alguna vez pasaremos por ahí.
Le felicito, su poesía llega siempre.
Un saludo cordial.

Víctor F. Mallada escribió:Impresiona, José Manuel, sólo el pensar en lo que pasa por la cabeza de alguien que se encuentra en esta texitura. ¿Nunca lo sabremos, verdad?

Un poema de los que dejan huella. Bien trabado, armonioso y con un final esperanzador.

Un placer, amigo. Para volverlo a leer dentro de un rato.

Víctor

Por desgracia esto es una realidad hoy en nuestro país. Ojalá no nos toque de cerca ni tengamos que pasar por ahí. Por eso mi mensaje es de esperanza y hoptimismo... ante la desesperación recordar siempre los buenos momentos de la vida y agarrarse a ellos.
Gracias Víctor, un abrazo
J. Manuel

Pilar Morte escribió:Siempre nos dejas un bolsillo de humanidad y optimismo que tanto agradezco. Un placer leer tu poema
Abrazos
Pilar

Gracias Pilar.
Un abrazo, amiga
J. Manuel

LUIS MARIÑO escribió:Precioso y magnífico poema, impactantes y a la vez muy hermosas tus letras. Mis aplausos y mi más sincera felicitación Jose Manuel. Un abrazo.

Muchas gracias Luis por tu palabras.
Un abrazo muy fuerte para ti.
J. manuel

Hallie Hernández Alfaro escribió:Entrañable y conmovedor de principio a fin.

Felicitaciones y un abrazo fuerte, querido poeta.

Hallie

Muchas gracias Hallie por tu comentario.
Un abrazo
J. Manuel

José Manuel Sáiz escribió:PASABA POR ALLÍ


Pasaba por allí. Había gente, policías;
llegaban ambulancias. Y me quedé mirando.

Era extraño.
Aquel hombre -a pesar de sus heridas-
tenía una expresión dulce en el rostro (según algunos
por la paz que sucede al sufrimiento).

O quizás fueran otras las causas del enigma.

Tal vez, deduje, al paso veloz por los primeros pisos
es cuando se consiga la máxima aceleración posible debido al peso
terrible de la angustia. Después, quizás se perciba como un alivio
al dejarse llevar por el vértigo, el vacío
o por algún recuerdo agradable en esta vida: un amor, un amigo,
un pensamiento puro y positivo, el sonido de una voz amable
que llama en lo profundo. Cercanas ya las lonjas y portales
sentimientos aún más intensos puede que retengan, frenen
un poco la caída. Y a un palmo del asfalto
puede que sobrevenga un arrepentimiento fugaz,
como un querer volver atrás, un desear asirnos
a un momento feliz en nuestra ya-no-vida que se dibuje
de pronto en nuestro rostro.

Pasaba por allí. Por eso, desde esa tarde,
acostumbro a llevar en los bolsillos
una carta de amor, una fotografía, una fecha
feliz e inolvidable; es decir, un pretexto al que asirme
si la vida me pone un día al borde de una cornisa
y con los pies a un paso del abismo.


--oOo--

Sensitivo y bellísimo poema. Mi felicitación sincera.
Un abrazo.
BEGOÑA.