Editorial Alaire

Me llaman calle,
me subo a tu coche,
me llaman calle de malegría.
calle dolida,
calle cansada de tanto amar.
(Manu Chao)

La vigilia asomaba al callejón de los huecos
y tú aparecías al mundo de los tristes
con tu rebeca abierta al frío de febrero,
¿Por qué tanto castigo, tanta inseguridad?
Tus amigos no estaban,
o amigos no tenías.
Tus amantes querían el calor de otro sueño,
suena el acordeón, sigue la misma lluvia.

Y tú,
¿Qué será de tu bolso, de tu falda,
de tu rimmel corrido, de tu melancolía,
de tu acento de trapo destrozando mi lengua,
de lo que llaman vida y escapa en un sollozo?

Quieres sentir tu noche, no saber que te llamas
Erica, Paula, nadie,
que duermes cuando rugen los soles en las frentes.

Vives para el recuerdo de lo que deseabas,
aquí, en el país
de los grandes poetas,
nadie recita un verso sabiendo quien dejaba
el alma en cada nota, y quien por disfrazarse
retenía tu oído.

Era lo imprescindible aquello que nos falta;
cantemos la belleza
de tus piernas mojadas por la lluvia que llora
en un corral de sordos que escuchan tus latidos,
navegan en tu pecho de un blanco adolescente,
en un puerto sin clase, sin gusto, sin criterio
que encalló en los escombros, cantemos al amor
que queda en tu sonrisa.

Y nunca me preguntes que sentí aquella noche
cuando bajo la lluvia
llorando me alejaba.

(Poema de la duda - En el Poblado Marinero - Marzo-Abril 2011)

Un poema muy hermoso, con evocadoras imágenes y un cierre precioso. Mis felicitaciones F. Enrique. Un abrazo.

F.Enrique, te dejo aquí mi paso por tu buen poema, para decirte que ha sido un placer su lectura.
Un fuerte abrazo

Me llaman calle,
me subo a tu coche,
me llaman calle de malegría.
calle dolida,
calle cansada de tanto amar.
(Manu Chao)


La vigilia se asomaba al callejón de los huecos
y tú te asomabas al mundo de los tristes
con tu rebeca abierta al frío de febrero,
¿Por qué tanto castigo, tanta inseguridad?
Tus amigos no estaban,
o no tenías amigos.
Tus amantes querían el calor de otro sueño,
suena otro acordeón, sigue la misma lluvia.

Y tú, ¿Qué será de tu bolso, de tu falda,
de tu rimmel corrido, de tu melancolía,
de tu acento de trapo destrozando mi lengua,
de lo que llaman vida y escapa en un suspiro?

Quieres sentir tu noche, no saber que te llamas
Erica, Paula, nadie,
que duermes cuando rugen los soles en las frentes.

Vives para el recuerdo de lo que deseabas,
aquí, en el país
de los grandes poetas,
nadie recita un verso sabiendo quien dejaba
el alma en cada nota, y quien por disfrazarse
retenía tu oído.

Era lo imprescindible aquello que nos falta;
cantemos la belleza
de tus piernas mojadas por la lluvia que llora
en un corral de sordos que escuchan tus latidos,
navegan en tu pecho de un blanco adolescente,
en un puerto sin clase, sin gusto, sin criterio
que encalló en los escombros, cantemos al amor
que queda en tu mirada.
Y nunca me preguntes que sentí aquella noche
cuando bajo la lluvia
llorando me alejaba.


Qué hermoso poema, Enrique. Algo entrañable late en su diástole. La historia impregna las retinas y las convence del sentimiento, de la conexión, del fuego. Volveré a esta pieza notable y grande.

Mientras tanto, agradezco a tu obra las emociones suscitadas. LLuvia de aplausos.

Hallie

[quote="F. Enrique"][RIGHT]Me llaman calle,
me subo a tu coche,
me llaman calle de malegría.
calle dolida,
calle cansada de tanto amar.
(Manu Chao)[/RIGHT]
Me gusta el aire parisino, melancólico, de este poema, preñado de figuras muy bellas. Saludos.

Un fabuloso poema con ese malbienestar de dar a la palabra
el significado del sentir que se convierte en imagen, descripción y poesía
neta.

un abrazo

Impresionante, en el más amplio sentido de la palabra. Un privilegio venir a tus letras.
Un abrazo.
Pepa

Gracias, Luis. He intentado reflejar una situación concreta que tenía toda la pinta del engaño, el desarraigo y la explotación. No todos los casos son así. Sé que las cosas no van a cambiar porque las diga, pero está bien decirlas.

Un abrazo.

Es ud. un gran poeta, le felicito,
todo un gusto leerle.

F. Enrique escribió:[RIGHT]Me llaman calle,
me subo a tu coche,
me llaman calle de malegría.
calle dolida,
calle cansada de tanto amar.
(Manu Chao)[/RIGHT]
La vigilia se asomaba al callejón de los huecos
y tú te asomabas al mundo de los tristes
con tu rebeca abierta al frío de febrero,
¿Por qué tanto castigo, tanta inseguridad?
Tus amigos no estaban,
o no tenías amigos.
Tus amantes querían el calor de otro sueño,
suena otro acordeón, sigue la misma lluvia.

Y tú, ¿Qué será de tu bolso, de tu falda,
de tu rimmel corrido, de tu melancolía,
de tu acento de trapo destrozando mi lengua,
de lo que llaman vida y escapa en un suspiro?

Quieres sentir tu noche, no saber que te llamas
Erica, Paula, nadie,
que duermes cuando rugen los soles en las frentes.

Vives para el recuerdo de lo que deseabas,
aquí, en el país
de los grandes poetas,
nadie recita un verso sabiendo quien dejaba
el alma en cada nota, y quien por disfrazarse
retenía tu oído.

Era lo imprescindible aquello que nos falta;
cantemos la belleza
de tus piernas mojadas por la lluvia que llora
en un corral de sordos que escuchan tus latidos,
navegan en tu pecho de un blanco adolescente,
en un puerto sin clase, sin gusto, sin criterio
que encalló en los escombros, cantemos al amor
que queda en tu mirada.
Y nunca me preguntes que sentí aquella noche
cuando bajo la lluvia
llorando me alejaba.[RIGHT](En el Poblado Marinero)[/RIGHT][/I]

Hermosísimooooooooooooooooooooooooooooooooooooo poema.Me ha encantado en toda la extensión de la palabra. FELICIDADES.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Te agradezco, Manuel, tus palabras sobre el poema. No fue fácil coger el pulso para relatarlo y estando un poco fuera de la temática que suelo tratar se me hace todavía un poco extraño.

Un abrazo.

F. Enrique escribió:La vigilia se asomaba al callejón de los huecos
y tú te asomabas al mundo de los tristes
con tu rebeca abierta al frío de febrero,
** Y tú, ¿Qué será de tu bolso, de tu falda,
de tu rimmel corrido, de tu melancolía,
de tu acento de trapo destrozando mi lengua,
de lo que llaman vida y escapa en un suspiro?
**
cantemos la belleza
de tus piernas mojadas por la lluvia que llora
en un corral de sordos que escuchan tus latidos,
navegan en tu pecho de un blanco adolescente,
en un puerto sin clase, sin gusto, sin criterio
que encalló en los escombros,**(En el Poblado Marinero)

[/I]


Las historias se pueden contar de muchas maneras, pero destilando ternura y sensibilidad cuando el tema se hace proclive a tratamientos más desgarradores, más trágicos, demuestra un exquisito respeto y hace más próximo y creíble, más emotivo, el mensaje. Enhorabuena y aplausos.
Salud.

Un placer asomarme a tus preciosos y reivindicativos versos. Mi enhorabuena.

Gracias, Hallie, no te podría decir quien acumulaba en aquel momento más tristeza. No hay nada más difícil de hacer ver que lo que es demasiado obvio.

Un abrazo.