Editorial Alaire

Guillermo Cuesta escribió:En el dolor del alma llevo
la pena más fuerte y profunda,
la más recalcitrante y duradera.
Me dura a veces tanto
que para desvivir la vida se me alarga
sin la capacitad de corregir
que el tiempo de los días se haga meses.
Que el tiempo de los meses cuente en años.
¿Y de los lustros? qué decir,
si ya perdí la cuenta de lo que duran.
No hará sangre en el alma ese dolor,
ya que nunca la angustia va hacia afuera,
ni la pena que trae la soledad
escapa por la herida.
Te vacía por dentro el deshonor
y se llena de hastío la esperanza.
Al contrario circula el sufrimiento corporal,
para este sí hay remedios.
La química lo hace soportable
y hasta es satisfactorio tomar en dosis
droga y botica
con las que hacer cortas las noches y largo el sueño
aunque no sea el sueño de los justos
ni acabe en panacea.
Porque mi pena es indolora de momento
voy preparando por si acaso
la lagrima virtual que aquí ha cabido.

Quinteño de Greda escribió:Guillermo hermoso y sentido poema acabo de leer nacido del talento de tu pluma.
Felicitaciones grandes.
Un abrazo.

Rafael Valdemar escribió:Guillermo un buen poema nos dejas cuyos versos nos transmiten un apenado y descorazonador mensaje. Lo disfruté leyendo

saludos

rafael

Marius Gabureanu escribió:

Guillermo Cuesta escribió:En el dolor del alma llevo
la pena más fuerte y profunda,
la más recalcitrante y duradera.
Me dura a veces tanto
que para desvivir la vida se me alarga
sin la capacidad de corregir
que el tiempo de los días se haga meses.
Que el tiempo de los meses cuente en años.
¿Y de los lustros? qué decir,
si ya perdí la cuenta de lo que duran.
No hará sangre en el alma ese dolor,
ya que nunca la angustia va hacia afuera,
ni la pena que trae la soledad
escapa por la herida.
Te vacía por dentro el deshonor
y se llena de hastío la esperanza.
Al contrario circula el sufrimiento corporal,
para este sí hay remedios.
La química lo hace soportable
y hasta es satisfactorio tomar en dosis
droga y botica
con las que hacer cortas las noches y largo el sueño
aunque no sea el sueño de los justos
ni acabe en panacea.
Porque mi pena es indolora de momento
voy preparando por si acaso
la lagrima virtual que aquí ha cabido.

Grandioso poema reflexivo, preciosas letras cargadas de dolor... Un abrazo y felicitaciones sinceras.

Blanca N. García González escribió:Guillermo, hay dolores tatuados en el alma
que conforman ya un paso pesado en la
existencia.
Un placer leerle, le dejo mis bendiciones.

Guillermo Cuesta escribió:En el dolor del alma llevo
la pena más fuerte y profunda,
la más recalcitrante y duradera.
Me dura a veces tanto
que para desvivir la vida se me alarga
sin la capacitad de corregir
que el tiempo de los días se haga meses.
Que el tiempo de los meses cuente en años.
¿Y de los lustros? qué decir,
si ya perdí la cuenta de lo que duran.
No hará sangre en el alma ese dolor,
ya que nunca la angustia va hacia afuera,
ni la pena que trae la soledad
escapa por la herida.
Te vacía por dentro el deshonor
y se llena de hastío la esperanza.
Al contrario circula el sufrimiento corporal,
para este sí hay remedios.
La química lo hace soportable
y hasta es satisfactorio tomar en dosis
droga y botica
con las que hacer cortas las noches y largo el sueño
aunque no sea el sueño de los justos
ni acabe en panacea.
Porque mi pena es indolora de momento
voy preparando por si acaso
la lagrima virtual que aquí ha cabido.

Pilar Morte escribió:Hay dolores que nunca desaparecen y quedan marcados a fuego. Triste pero emotivo poema
Abrazos
Pilar

Josefa A. Sánchez escribió:Por mucho que nos preparemos para la pena, nunca sabemos lo dura que será hasta que llega. Pero si que se cura, con tabletas de tiempo. Me estremeció el poema.
Un abrazo.
Pepa