EL LABERINTO DEL AIRE
Publicado: Mié, 28 Nov 2012 9:50
Ayer sentí que tu voz volvía
al laberinto del aire
y nos amábamos plenamente entre las horas,
que los manantiales transparentes de tu boca
bajaban a los templos del destino a recibirme,
y los espejos opacos de la memoria
traían tu cintura de nuevo a mi palabra.
Ayer volví de tu mano a recordarme,
dormido entre los álamos altivos
de tu cuerpo de alabastro y los campos de luz
de tu aliento desbocado,
en los remansos del miedo y los cielos de tu frente,
en los cristales de aurora de tu memoria,
en el oriente misterio de tus sabores,
en los colores punzantes de tus dedos de niña
recorriendo la vida adormecida de mis sentidos,
en los latidos sin freno de la noche eterna,
en la alborada mordida entre relojes sin tiempo
y pausas sin retorno.
Ayer soñé de nuevo en tus ojos
las ilusiones dormidas en las letras del olvido
y tu voz gritó mi nombre en las penumbras del alba,
cuando apenas nada amanecía en tu cuerpo
y los campos despertaban de las perezas
del miedo decadente,
y en tu frente las estrellas dibujaban otro cielo,
diferente, fugaz,… eterno
al laberinto del aire
y nos amábamos plenamente entre las horas,
que los manantiales transparentes de tu boca
bajaban a los templos del destino a recibirme,
y los espejos opacos de la memoria
traían tu cintura de nuevo a mi palabra.
Ayer volví de tu mano a recordarme,
dormido entre los álamos altivos
de tu cuerpo de alabastro y los campos de luz
de tu aliento desbocado,
en los remansos del miedo y los cielos de tu frente,
en los cristales de aurora de tu memoria,
en el oriente misterio de tus sabores,
en los colores punzantes de tus dedos de niña
recorriendo la vida adormecida de mis sentidos,
en los latidos sin freno de la noche eterna,
en la alborada mordida entre relojes sin tiempo
y pausas sin retorno.
Ayer soñé de nuevo en tus ojos
las ilusiones dormidas en las letras del olvido
y tu voz gritó mi nombre en las penumbras del alba,
cuando apenas nada amanecía en tu cuerpo
y los campos despertaban de las perezas
del miedo decadente,
y en tu frente las estrellas dibujaban otro cielo,
diferente, fugaz,… eterno