Editorial Alaire

Antes de ser en tierras nuevas,
angustia, temor,
escalofrío de relojes sin agua,
eran mis manos pálpitos sonoros,
que ajenos a tus venas escondidas
tallaban con oficio de alfarero,
estas costas
que son mías y del aire.
Antes de los labios,
de los pastos de verano,
de las peras más dulces,
de todo aquello que mis ojos saben,
todos los relámpagos llamaban
hasta mi portico rendido,
cuando tu voz era apenas una hoja.
Eso era antes
de que te presagiaran las cigarras.
Entre rugidos de naipes,
entre pumas de hierba disecada,
cuando las hiedras se pegaban a mis hombros,
cuando yo no te nombraba,
eso eran mis sienes
desiertas de los cielos más largos,
hasta rozar tus ósculos de luna.
Antes, mucho antes de los tiempos,
cuando era angustia,
tiento, miedo,
rumor y espuma en horizonte oscuro,
antes, mucho antes de tu voz,
de tu cuerpo y de tu acento,
era mi sed,
una espera
y un rosal.

Alberto Madariaga
(2012)
a Nadia

Alberto,

me ha gustado este poema. La combinación de verso corto-largo, junto con la aliteración, le confiere un magnífico ritmo que se adapta como un guante a una temática clásica y elegante.

Enhorabuena

Un poema hermoso que he disfrutado. Un gusto seguirlo
Abrazos
Pilar

Magnífico poema lleno de reflexiones íntimas.

Un abrazo

guillermo

Qué versos preciosos has escrito, un disfrute, Alberto. Un saludo.

Precioso!, amigo Madariaga. Calidad lírica de muchos kilates se destila en estos versos; ritmo, sugerencia, lenguaje poético para degustar lentamente.

Un abrazo.

Me alegro, Alberto, que estés de vuelta, y que además lo hagas con este espléndido poema. Poco puedo decirte a estas alturas que ya no te haya dicho antes, hemos disfrutar con este verso libre que dotas de sentido poético y de musicalidad.

Un abrazo.

Magnífico poema que he disfrutado. Un placer leerte
Abrazos
Pilar

Bellísimo poema de Alberto.

Un bello poema, Alberto. Lo he disfrutado.

Javier

me gustó. más allá del título, el desarrollo de llevar la referencia de tiempo más atrás y más atrás para arribar a un final sencillo hilando musicalmente tiene efecto.

Muy hermoso, excelente poema. Felicitaciones, Alberto.
Mi parte favorita

todos los relámpagos llamaban
hasta mi portico rendido,
cuando tu voz era apenas una hoja.
Eso era antes
de que te presagiaran las cigarras.
Entre rugidos de naipes,
entre pumas de hierba disecada,
cuando las hiedras se pegaban a mis hombros,
cuando yo no te nombraba,
eso eran mis sienes
desiertas de los cielos más largos,
hasta rozar tus ósculos de luna.

Hermoso poema de Alberto.