Adán sin Eva
Publicado: Jue, 06 Dic 2007 20:57
1
Ayer miraba la distancia de los árboles en la Avenida de Aguirre, y te pensaba como se piensa en la distancia y en el olvido. Te he visto en las palomas que rondan en las estatuas y en los árboles. Te he visto en la neblina que lenta se esparcía entre los transeúntes. Te he visto en soledad, porque andaba solo, como suelo andar; solo con mi sombra, o sin mi sombra, algunas veces.
2
He buscado todos tus recuerdos este día. Encontré la caja negra donde guardo los insultos. Los puse uno por uno en mis bolsillos. Caminé dando vueltas por la casa llena de abandono, y me repetía las palabras del odio y la tristeza. Caminé con pasos infantes y con temblores de silencio. Caminé en el miedo de tu falta. Caminé en el frío.
En tus recuerdos hay semanas y hay cordeles. Semanas que agotaron sus días. Cordeles que no pudieron amarrarnos por el tiempo que nos queda, y que ofertan su servicio para silenciarme en todo.
He buscado todos tus recuerdos este día, y me hallé solo, tan solo y sin recuerdos. Y desnudo.
3
Dormir solo es no dormir. Uno camina por el sueño como un muerto que no ha muerto. Se piensa y se despiensa. Se vuelve a la palabra mujer y encuentra nada. Halla un temblor de frío y se acuerda de temblores de piel y sangre, de temblores de incienso, de temblores de ayer, de ti.
4
Anoche, a media noche, fui tan niño. Me até en lo transparente de tu estancia y te dormí.
Ayer miraba la distancia de los árboles en la Avenida de Aguirre, y te pensaba como se piensa en la distancia y en el olvido. Te he visto en las palomas que rondan en las estatuas y en los árboles. Te he visto en la neblina que lenta se esparcía entre los transeúntes. Te he visto en soledad, porque andaba solo, como suelo andar; solo con mi sombra, o sin mi sombra, algunas veces.
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He buscado todos tus recuerdos este día. Encontré la caja negra donde guardo los insultos. Los puse uno por uno en mis bolsillos. Caminé dando vueltas por la casa llena de abandono, y me repetía las palabras del odio y la tristeza. Caminé con pasos infantes y con temblores de silencio. Caminé en el miedo de tu falta. Caminé en el frío.
En tus recuerdos hay semanas y hay cordeles. Semanas que agotaron sus días. Cordeles que no pudieron amarrarnos por el tiempo que nos queda, y que ofertan su servicio para silenciarme en todo.
He buscado todos tus recuerdos este día, y me hallé solo, tan solo y sin recuerdos. Y desnudo.
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Dormir solo es no dormir. Uno camina por el sueño como un muerto que no ha muerto. Se piensa y se despiensa. Se vuelve a la palabra mujer y encuentra nada. Halla un temblor de frío y se acuerda de temblores de piel y sangre, de temblores de incienso, de temblores de ayer, de ti.
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Anoche, a media noche, fui tan niño. Me até en lo transparente de tu estancia y te dormí.