AYÚDAME
Publicado: Mié, 14 Nov 2012 9:52
Ayúdame a cruzar el mar de la palabra
y sostenerte entre las vidas nuevas
de mis dedos de luz y mis ojos de sombra,
que no acaben los días
en la penumbra monótona de los años perdidos,
en las palabras polvorientas del amor
dormido en los ropajes raidos del destino,
que no te vayas nunca por los caminos del miedo
donde ruedan las voces sin cuerpo ni mirada,
donde los versos sin alma agonizan
en los silencios fríos de la mentira.
Ayúdame a quererte en tu sonrisa,
en el placer de tus ojos clavados en mi alma,
en la calma zozobrante de tu boca
acariciando los versos que aún no he escrito,
en tus manos de niña bordadas
en tu cuerpo de seda,
en la manera sutil de pintar el aire
con tus pasos,
en la danza de tu vestido atardeciendo la alcoba,
en el desnudo vital de tu aliento dormido
en el alba del miedo.
Ayúdame a volar a tu cielo de piedra
y tu tierra de brisa,
que tu risa me traiga los ecos del alma
que gritan mi nombre,
que quiero estar contigo sin distancia,
sin tiempo,
hasta los atardeceres eternos de la palabra.
Ayúdame a dormirme para siempre
entre tus sueños,
que apenas tengo nada que soñarte
y la noche es larga… y tengo miedo.
y sostenerte entre las vidas nuevas
de mis dedos de luz y mis ojos de sombra,
que no acaben los días
en la penumbra monótona de los años perdidos,
en las palabras polvorientas del amor
dormido en los ropajes raidos del destino,
que no te vayas nunca por los caminos del miedo
donde ruedan las voces sin cuerpo ni mirada,
donde los versos sin alma agonizan
en los silencios fríos de la mentira.
Ayúdame a quererte en tu sonrisa,
en el placer de tus ojos clavados en mi alma,
en la calma zozobrante de tu boca
acariciando los versos que aún no he escrito,
en tus manos de niña bordadas
en tu cuerpo de seda,
en la manera sutil de pintar el aire
con tus pasos,
en la danza de tu vestido atardeciendo la alcoba,
en el desnudo vital de tu aliento dormido
en el alba del miedo.
Ayúdame a volar a tu cielo de piedra
y tu tierra de brisa,
que tu risa me traiga los ecos del alma
que gritan mi nombre,
que quiero estar contigo sin distancia,
sin tiempo,
hasta los atardeceres eternos de la palabra.
Ayúdame a dormirme para siempre
entre tus sueños,
que apenas tengo nada que soñarte
y la noche es larga… y tengo miedo.