Editorial Alaire

Este poema no es el tuyo e inmortal "Trenes en la niebla", ni siquiera se acerca al justamente celebrado "Guiones inacabados", pero cumple su función de transmitir la muerte de los inmigrantes en el mar, la injusticia que inconscientemente los europeos ceutíes cometíamos con los musulmanes ceutíes, era tal que muchos de ellos fueron apátridas hasta 1987 y escaparon al reparto de viviendas sociales. Parecíamos, por la convicción asumida de la superioridad de nuestra civilización, haber salido del muslo de Júpiter o de la pluma de Rudyard Kipling. Y para terminar el desconcierto de una resaca empapada en alcohol; aún recuerdo a Alberto Sordi, vestido de mujer y gimiendo en la acera cuando la fiesta hubo acabado, preguntándose quién era y qué perseguía en el momento que le dolía la cabeza y no se veía en la responsabilidad del día a día.

Me quedo muy satisfecho con tu rico y didáctico comentario, Rafel.




I

Nubes y gaviotas gritan
bajo el oscuro sol de la mañana.
Tengo que cambiar este signo,
ahora que Dios mira para otro lado,
pensar que no todo se ha perdido
con el último tren de madrugada,
que en algún labio hay una sonrisa
para darme fuerzas,
para volver a algún sitio
después de la marejada.

II

En la lengua el sabor amargo que persiste
y en la cabeza las voces que no acaban,
los reflejos de los vasos que se rompen,
el alcohol derramado por los suelos.

Las farolas encendidas aunque sin luz,
en la primera hora de resaca,
en estas peñas que incitan al suicida,
este mar que recoge los cuerpos que soñaron.

En la falda del Hacho, el cementerio
sigue abriendo oquedades
que serán ocupadas por esquelas,
por nombres y jarrones, por pétalos marchitos.

Y los barcos cruzando el Estrecho,
y las almas vagando en la deriva
de una ciudad que muere en el perfume
que ayer la embadurnaba,
que se abre a un rumbo cierto
de plegaria en otra lengua que no entiende.

Esta ciudad, que fue refugio de Camoens,
en el ocaso de su sangre se debate,
ebria en su fracaso, confundida
por no haber compartido la miel en el pasado,
por no querer escuchar la voz de los que sufren
cuando sólo pedían caricias con los ojos.

En la resaca sale a la luz lo más escondido de nosotros mismos. Un poema hermoso e introspectivo para meditar.
Abrazos
Pilar

La resaca de nuestra borrachera la sufren aquellos que no tuvieron la fortuna de disfrutar las copas. La resaca de nuestra ola arrolladora, siempre ahoga a los más débiles. Esta es la lectura que hago de tus bellos versos.
Un abrazo.
Pepa

Creas una atmósfera singular, poética y hermosa, que hace de la lectura una verdadera delicia.
Excelente, amigo
Un abrazo
J. Manuel

Mis amaneceres de resaca no eran tan hermosos como estos que describes aquí. Mi felicitación por el poema y un abrazo.

Gracias, Pilar, reconozco que el poema es una reflexión un tanto amarga, y que habla de circunstancias y lugares que pueden hacer un poco difícil su lectura, por ello quiero que me permitas que esta vez te agradezca un poco más tu amabilidad.

Un abrazo.

Esta resaca, Pepa, es de las que deja dolorido, y uno piensa que las cosas no pueden ser igual que antes de haber bebido. El pesimismo que destila no es casual, casi todos los poemas que escribí por entonces, no hace mucho, tienen un corte parecido. Desde luego prefiero hablar de la alegría de la vida o de la tristeza de una forma más sosegada y poética, pero creí interesante mostrar esta faceta mía, a la que no deseo volver de ninguna forma; no dejó buenos poemas, pero me enseñó hasta donde podía llegar dejándome llevar por una interpretación extrema de la realidad.

¡Vaya rollo que te he soltado! Gracias, Pepa, en este caso además por aguantar mi respuesta.

Hola Enrique.
No queda resaca tras leer tus versos, amigo mío, se leen muy bien. Un placer. Abrazos.
Mario.

Resaca y... tarea dejan tus versos. Yo pienso que la poesía tiene, debe ser fuerte y dura muchas veces, porque así también nos toca la fibra. Este poema es exquisitamente honesto. Me encantó, literalmente.
Abrazos y aplausos, poeta

Gracias, José Manuel, por el buen talante con el que ves estas letanías, es todo un detalle que las califiques de hermosas y poéticas. Me voy acostumbrando ante la evidencia, en el tiempo que llevo aquí, pero me sienta muy bien haber encontrado personas con las que se puede hablar de diferentes formas de ver la poesía, como es tu caso.

Un abrazo.

Y los barcos cruzando el Estrecho,
y las almas vagando en la deriva
de una ciudad que muere en el perfume
que ayer la embadurnaba,
que se abre a un rumbo cierto
de plegaria en otra lengua que no entiende.

Destaco estra estrofa que me ha resultado fascinante, de un poema que he disfrutado de principio a fin. Siento debilidad por esos primeros momentos del día o últimos momentos de la noche, aunque normalmente yo sea de los que salen a esas horas y no de los que vagan a la deriva. Escribir sobre cosas alegres no siempre está en nuestra mano, pero traducir las experiencias duras en versos de calidad es propio de un buen poeta.

Un abrazo.

[quote="F. Enrique"]I Las resacas (físicas y emocionales) nos hacen naufragar en piélagos oscuros. La realidad acompaña en ese triste viaje y, ocasionalmente, algún labio de esperanza nos hace emerger de nuevo. Saludos.

Gracias, Ramón, por tus atentos comentarios. El mar en sus días de belleza azul, o, en días como este, en el gris revuelto de los temporales de levante, siempre es un marco incomparable para provocar nuestros sentimientos.

Un abrazo.

Gracias, Mario. Es uno de esos poemas en los que apenas te concedes nada, empiezas a escribir y no sabes si escribes poesía o sentimientos deslavazados, por eso comentarios con el tuyo resultan tan agradables.

Un abrazo.

Gracias, Elizabeth, sé que percibí en un poema tuyo características que podrían acercarnos a la confesionalidad, por ello me alegro mucho que te haya gustado el poema. Puede parecer que trata de asuntos demasiado locales, pero a través de mi ciudad veo otras muchas ciudades.

Un abrazo.