Editorial Alaire

No es que te quiera, no...
Pero al caer la tarde
en la campiña roja
de mi vida marchita
como cruel paradoja,
te dedico mis cuitas.

En las noches serenas,
del embrujo tranquilo,
sé muy bien que mis penas
no son porque te ame
ni son porque reclame
tu cabello ambarino.

Es muy cierto que lloro,
cierto es también que añoro
tus besos, tus caricias
y todas las delicias
que tu pasión me diera...
Pero no es que te quiera.

¿Qué más puedo decir?
Dejaría de existir
cuando tú no existieras
y con un sólo beso
que tu boca me diera
el cielo o el averno
contigo recorriera.

Pero no es que te quiera.

Miguel Ángel Lazo Figueroa
Septiembre de 1980

*Recopilación de Alberto Madariaga

*Nota: Pongo este poema -que si bien no es mío- en honor al primero de los críticos que mi lira tuvo de manera próxima y cierta, puesto que fue un poeta el que me inició en este andar del canto literario y qué mejor que ese poeta -hoy difunto- fuera nada más y nada menos que mi padre, el sr. Miguel Ángel Lazo Figueroa. Que lo disfruten

Darte las gracias por difundir tan magnos versos, versos que me han encantado recorrelos.
Un abrazo.

Alberto, gracias -muchas- por publicar uno de los poemas (magnos, lleva razón Quinteño) de tu padre para el deleite de todos.

Avanti siempre,

Hallie

Coincido con los compañeros en su apreciación de estos magníficos versos. Gracias por traerlos.
Un abrazo.
Pepa

Vaya sorpresa que nos das, Alberto, no leí la nota hasta que acabé de leer el poema, y me cuadraba perdectamente en alguna de las muchas líneas que tienes de desarrollar tu poesía. Con estos antecedentes empezamos a comprender mejor tu precocidad, es una experiencia apasionante esa de meterse en el mundo de las bellas rimas sin darse cuenta apenas y ver lo complicado natural

Un abrazo.