Pedregales Del Pasado
Publicado: Lun, 22 Oct 2012 22:35
Pedregales de aquel lejano pasado que se sumergen cada día más en las aguas del olvido que los va borrando con su silente caudal.
Pedregales que titilan con el tenue brillo de aquellas experiencias cuyas marcas fulgurantes dejan una lectura en las páginas del pasado para recordar.
Pedregales que quedan plasmados en un humo titubeante que se desvanece ante el soplar incesante del viento del presente que los va arrinconando en un sendero distante casi imposible de divisar.
Pedregales que se sumergen en el silencio de las ausencias, adormeciendo aquellas existencias de eventos que presumían de una interminable cotidianidad y que cesaron de brotar.
Pedregales de cristal que fueron resquebrajados por una incontenible realidad, que fue ignorada por mucho tiempo pues no oían sus pasos, hasta que inevitablemente no pudieron detener su llegada que los llegó a resquebrajar.
Pedregales que son acariciados por el viento del tiempo; erosionándoles como terrones insignificantes que son disminuidos sin poder protestar, disipándose en el olvido con su estela de imágenes sin concluir y de preguntas sin contestar.
Pedregales que ya por mis senderos nunca habrán de pasar, pues mis senderos están llenos de un precioso presente y de un mejor futuro que ya está por comenzar.
Autor: Joel Fariñez
Pedregales que titilan con el tenue brillo de aquellas experiencias cuyas marcas fulgurantes dejan una lectura en las páginas del pasado para recordar.
Pedregales que quedan plasmados en un humo titubeante que se desvanece ante el soplar incesante del viento del presente que los va arrinconando en un sendero distante casi imposible de divisar.
Pedregales que se sumergen en el silencio de las ausencias, adormeciendo aquellas existencias de eventos que presumían de una interminable cotidianidad y que cesaron de brotar.
Pedregales de cristal que fueron resquebrajados por una incontenible realidad, que fue ignorada por mucho tiempo pues no oían sus pasos, hasta que inevitablemente no pudieron detener su llegada que los llegó a resquebrajar.
Pedregales que son acariciados por el viento del tiempo; erosionándoles como terrones insignificantes que son disminuidos sin poder protestar, disipándose en el olvido con su estela de imágenes sin concluir y de preguntas sin contestar.
Pedregales que ya por mis senderos nunca habrán de pasar, pues mis senderos están llenos de un precioso presente y de un mejor futuro que ya está por comenzar.
Autor: Joel Fariñez