Dejar de ser niña (L.Xl)
Publicado: Jue, 18 Oct 2012 9:47
No sé cuando pasé de chiquilla a mujer,
sé que sangré sin la herida,
y me desnudé con el rubor de los pechos despiertos.
Mi madre me llamaba
y no sabía si responder con voz de niña.
Iba buscando espejos para verme
y en ellos descubría parecidos
y muchas diferencias.
Me vestí de luciérnagas
para visionar un resplandor de sueños y el mirador del mundo
No cabía el escéptico en mi mente
ni el peligro habitaba fuera de mi casa,
sólo el miedo a lo oculto llenaba el cráneo de locas palomas.
Reestrené todos los sentidos,
y me bañé en el lago que el fervor perseguía,
juego de agua sagrada bordada de nenúfares,
espuma de colores incipientes
donde naufragar era un pensamiento.
No sé cuando el amor fue deseo,
(mariposas danzando por el vientre
como un advenimiento nuevo)
ni el momento en que me pregunté quién era,
ni cuando mudé la noche por un diario,
ese tiempo en el que irme descubriendo,
ni la voz dijo cuando el tiempo adulto
empieza el recorrido.
Disfruté alguna hazaña, recordadas ahora lentamente.
Conocí el dulzor de varios amores y queda residente la amistad,
una barca con la que arribar al hostal definitivo.
sé que sangré sin la herida,
y me desnudé con el rubor de los pechos despiertos.
Mi madre me llamaba
y no sabía si responder con voz de niña.
Iba buscando espejos para verme
y en ellos descubría parecidos
y muchas diferencias.
Me vestí de luciérnagas
para visionar un resplandor de sueños y el mirador del mundo
No cabía el escéptico en mi mente
ni el peligro habitaba fuera de mi casa,
sólo el miedo a lo oculto llenaba el cráneo de locas palomas.
Reestrené todos los sentidos,
y me bañé en el lago que el fervor perseguía,
juego de agua sagrada bordada de nenúfares,
espuma de colores incipientes
donde naufragar era un pensamiento.
No sé cuando el amor fue deseo,
(mariposas danzando por el vientre
como un advenimiento nuevo)
ni el momento en que me pregunté quién era,
ni cuando mudé la noche por un diario,
ese tiempo en el que irme descubriendo,
ni la voz dijo cuando el tiempo adulto
empieza el recorrido.
Disfruté alguna hazaña, recordadas ahora lentamente.
Conocí el dulzor de varios amores y queda residente la amistad,
una barca con la que arribar al hostal definitivo.