ENUMERACIÓN DE ESTATUAS
Publicado: Lun, 15 Oct 2012 2:39
Enumeración de estatuas
Dedicado a Venezzia Leppes prologuista de ARIDO UMBRAL
Sobre los castillos de inmenso desierto existen los espejismos,
las manos en el límite irracional de unas estatuas
son estatuas de un gris pálido.
En esos lugares misteriosos hay vivencia de seres,
esos seres son estatuas de heridas sangrantes.
Existe la permanencia en imágenes
como un laberinto en medio de un mundo,
otro mundo inexistente entre figuras de yeso.
Las parcas se fueron a matar los crepúsculos
tras unas batallas lejanas en el siglo pasado,
cuando dos jugadores de ajedrez se batieron en duelo
con unos cuchillos en una ciudad de Buenos Aires.
Pero tras un asesino delincuente la poesía fluyó,
quiso el tiempo estar en mis manos poeta
ser un excepcional autor.
Pero cuando los dioses vieron las estatuas
el viento fluyo entre seres inimaginables,
se erizó la fiera del laberinto.
Las estatuas ya no están en el universo
ni en los delincuentes con cuchillas.
Porque la realidad es una mariposa pacifica,
ninguna estatua estará en medio de una selva,
en el presente o en el pasado
para apaciguar soledades de la vida
que son irrepetibles en el mas allá
en la enumeración de estatuas pasadas.
JAVIER DICENZO
Dedicado a Venezzia Leppes prologuista de ARIDO UMBRAL
Sobre los castillos de inmenso desierto existen los espejismos,
las manos en el límite irracional de unas estatuas
son estatuas de un gris pálido.
En esos lugares misteriosos hay vivencia de seres,
esos seres son estatuas de heridas sangrantes.
Existe la permanencia en imágenes
como un laberinto en medio de un mundo,
otro mundo inexistente entre figuras de yeso.
Las parcas se fueron a matar los crepúsculos
tras unas batallas lejanas en el siglo pasado,
cuando dos jugadores de ajedrez se batieron en duelo
con unos cuchillos en una ciudad de Buenos Aires.
Pero tras un asesino delincuente la poesía fluyó,
quiso el tiempo estar en mis manos poeta
ser un excepcional autor.
Pero cuando los dioses vieron las estatuas
el viento fluyo entre seres inimaginables,
se erizó la fiera del laberinto.
Las estatuas ya no están en el universo
ni en los delincuentes con cuchillas.
Porque la realidad es una mariposa pacifica,
ninguna estatua estará en medio de una selva,
en el presente o en el pasado
para apaciguar soledades de la vida
que son irrepetibles en el mas allá
en la enumeración de estatuas pasadas.
JAVIER DICENZO