Gracias Rosa, por tu paso y generosos comentarios.Rosa Marzal escribió:Maravilloso poema, pleno de aciertos y magníficas imágenes. Mis aplausos, Ferreiro. Un abrazo.
Biquiños.
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Gracias, Óscar por ese aplauso y por tan generosos comentarios; sabes del alto valor en que tengo todas tus críticas poéticas.Óscar Distéfano escribió:Este es un poema donde la plenitud sensorial nos embarga. Acá la poesía trasmite intenso sentimiento destilado por la razón, gracias al talento de la imaginación y a la minuciosidad artesanal que sólo se logra con la voluntad artística. Es un paradigma de la pulcritud y del equilibrio artístico. El lector se regocija de haber recibido un mensaje poético donde los elementos de la creación se encuentran en el mismo poema, donde el simbolismo es convencional y por tanto aprehensible sin mayor exigencia intelectiva. En este poema, yo lector, siento que está vigente esa definición de que la poesía, gracias al uso adecuado del lenguaje, es comunicación de hombre a hombre; y, no sólo para el presente, sino proyectado hacia el futuro histórico. Aplaudimos todo: el hilo argumental, los enigmas propios del misterio poético que emana, el ritmo perfecto que pasa a formar parte del contenido.
Un abrazo, amigo.
Óscar
J. J. M. Ferreiro escribió:
¿Recuerdas, Claire,
las garcetas picoteando el fango,
con gemas deslumbrantes en los ojos?
Parecían un templo de blancura,
desequilibrando el vigor
con sus desordenadas patas.
Los pájaros adquieren una voz
y una edad insondable, difícil de ubicar.
Su rebelión nunca enmudece,
y si no...
acércate,
escucha cómo corre el aire
con todas las alas abiertas
comprueba que además del consuelo de su paso,
es impaciente la demora del regreso,
y nunca olvides, Claire,
que en mí,
también como en los pájaros,
nada será infundado,
porque una vez
desnudada la tierra
también se mudarán
las rejas de mis huesos;
que fuera de mí, en ignoradas piedras,
me prolongaré a tu lado,
en cualquier ruido de luz
o de sombra
en cualquier capilar de savia
o de sangre,
porque a ti pertenecen
el linaje solar de la dulzura,
la distancia del oro
respirado a la tarde,
los gallos de la madrugada,
y algo nocturno, innombrado todavía,
que siempre tiembla en la flor de tus labios.
Porque incluso a ti pertenece
la hartura del olvido,
ese universo en expansión
siempre a punto de recordar.
--
J. J. M. Ferreiro escribió:
¿Recuerdas, Claire,
las garcetas picoteando el fango
en las marismas de Baldaio?
Tenían deslumbrantes gemas en sus ojos.
Parecían un templo de blancura,
desequilibrando el vigor
con sus desordenadas patas.
Los pájaros adquieren una voz
y una edad insondable, difícil de ubicar.
Su rebelión nunca enmudece,
y si no...
acércate,
escucha cómo corre el aire
con todas las alas abiertas,
comprueba que además del consuelo de su paso,
es impaciente la demora del regreso,
y nunca olvides, Claire,
que en mí,
también como en los pájaros,
nada será infundado,
porque una vez
desnudada la tierra
también se mudarán
las rejas de mis huesos;
que fuera de mí, en ignoradas piedras,
me prolongaré a tu lado,
en cualquier ruido de luz
o de sombra
en cualquier capilar de savia
o de sangre,
porque a ti pertenecen
el linaje solar de la dulzura,
la distancia del oro
respirado a la tarde,
los gallos de la madrugada,
y algo nocturno, innombrado todavía,
que siempre tiembla en la flor de tus labios.
Porque incluso a ti pertenece
la hartura del olvido,
ese universo en expansión
siempre a punto de recordar.
--
Gracias, Felipe, siempre es un honor verte por aquí. Celebro que te haya gustado.Felipe Fuentes García escribió:Extraordinario poema, amigo J.J. Estoy de acuerdo con los elogios de los compañeros. Añadiré que me ha gustado mucho releerlo.J. J. M. Ferreiro escribió:¿Recuerdas las garcetas,
picoteando el fango,
con gemas deslumbrantes en los ojos?
Parecían un templo de blancura,
desequilibrando el vigor
con sus desordenadas patas.
Los pájaros y el tiempo
tienen una voz insondable,
difícil de ubicar;
su rebelión nunca enmudece,
y si no, acércate,
escucha cómo corre el aire
con todos sus pájaros rotos,
comprueba que además del sufrimiento de su paso,
amarga es la demora del regreso,
pero nunca nada es en vano,
porque desnudada la tierra
también se mudarán las rejas de mis huesos;
porque fuera de mí,
en ignoradas piedras,
me prolongaré a tu lado,
en cualquier ruido de luz,
en cualquier capilar de savia,
porque a ti pertenecen
el linaje solar de la dulzura,
los gallos de la madrugada,
la distancia del oro respirado a la tarde,
y algo nocturno, innombrado todavía,
que siempre tiembla en la flor de tus labios.
Porque incluso a ti pertenece
la hartura del olvido,
ese universo en expansión
siempre a punto de recordar.
Un abrazo.
Felipe.
Marisa Peral escribió: ↑Jue, 25 Oct 2012 10:48J. J. M. Ferreiro escribió:
Porque incluso a ti pertenece
la hartura del olvido,
ese universo en expansión
siempre a punto de recordar.
Hoy me he sentado cerca del humedal donde las garcetas picotean y te he escuchado en silencio mientras un sinfin de pájaros luchaban con el tiempo y las voces insondables.
Qué placer de lectura, que recorrido excelso por ignoradas piedras y huesos enrejados. Una maravilla, J.J.
Y esta última estrofa que parece pequeña, me recordado a mi madre, a tantas tardes sentadas intentando ese "a punto de recordar" para tener tan sólo "la hartura del olvido"
Me has emocionado, compañero.
¿No es para el libro este poema? porque debería tener estrellas de colores y estar en la fantástica antología que estáis preparando.
Gracias, amigo.
Biquiños :')
Tiña pensado que xa comentara "Claire", pero comprobei e non foi asi, xa sabes, un que vai cumprindo e ten a súas eivas de memoria. Pero, e vai o segundo pero, xa o ouvira recitado, non si? Onde? Non o sei. Ferrol quizais? Non o sei.J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Dom, 07 Oct 2012 18:55 ¿Recuerdas, Claire,
las garcetas picoteando el fango
en las marismas de Baldaio?
Tenían deslumbrantes gemas en los ojos.
Parecían un templo de blancura,
desequilibrando el vigor
con las desordenadas patas.
Los pájaros adquieren una voz
y una edad insondable, difícil de ubicar.
Su rebelión nunca enmudece,
y si no, acércate,
siente cómo navegan en el aire
con todo su velamen desplegado,
comprueba que además del consuelo de su paso,
es impaciente la demora del regreso.
Y nunca olvides, Claire,
que en mí también, como en los pájaros,
nada será infundado,
porque una vez desnudada la tierra
también se mudarán las rejas de mis huesos;
que ya fuera de mí, en ignoradas piedras,
me extenderé a tu lado,
en cualquier estruendo de luz
o sombra,
en cualquier capilar de savia
o sangre,
porque a ti pertenecen
el linaje solar de la dulzura,
la distancia del oro respirado a la tarde,
los gallos de la madrugada,
algo nocturno, innombrado todavía,
que tiembla en la flor de tu piel.
Porque incluso a ti pertenece la hartura del olvido,
ese universo en expansión
siempre a punto de recordar.
Amigo, Javier, siento que no te haya gustado el poema...qué se la va a hacer.Javier Espinosa escribió: ↑Vie, 23 Ago 2013 1:23 A decir verdad no le encontré ningún merito al poema y menos para tener mil visitas, se lee un espíritu precario de ideas, pero he de suponer que es lo que a la mayoría le agrada, no quiero ser comparsa de un halago vació, prefiero expresar mis condolencias a la poesía con la popularidad de estas letras en el foro. Saludos