A un amigo.
Publicado: Sab, 06 Oct 2012 17:35
A un amigo.
Triste pintó la jornada
negra mañana de octubre;
vegetal tierra lo cubre
en su silente morada.
Día y hora señalada,
“amargo pacto acordado”
ya su vida se ha cobrado
dama Parca en su partida,
siendo paloma abatida.
¡Ay dolor amortajado!
Dulce mirada en su faz,
en paz,
recién secada la escarcha,
se marcha
rumbo a su fúnebre entierro,
tu perro,
mas siendo mortal el hierro
“hipodérmica la aguja”
la calma tu can dibuja,
en paz se marcha tu perro…
Era rubio como el trigo
su manto de terciopelo,
mas hoy, es Can en el cielo
donde su “lucero amigo”
lo acoge dándole abrigo
al labrador compañero,
para enseñarle el sendero
donde nacen las auroras
como rosas cantautoras
en su trance pasajero.
El alma solitaria y compañera
al último latir de quien expira,
en brazos del otoño se retira,
debajo de la sombra de la higuera.
Su cuerpo servirá de sementera
abono para tierra que lo aspira.
Su dueño de tristeza va y suspira:
¿Por qué te vas amigo de mi vera?
Catorce son los años que has vivido,
catorce primaveras que han pasado;
un largo caminar el recorrido
y siempre de tu amigo, siempre al lado,
pues suma lealtad fue tu ladrido
a aquel que con dolor te ha enterrado.
Adiós tu amigo del alma,
se marcha tu compañero,
donde será la simiente
que germinará de nuevo
cada joven primavera.
El tuétano de sus huesos,
será como blanca savia
que al árbol le de su cuerpo.
Higuera de tu Castilla,
aquella que sabe a versos,
esa que un día plantaste
con tus manos en el huerto.
!Bendita sea su muerte,
hallando su paz en muerte!
Triste pintó la jornada
negra mañana de octubre;
vegetal tierra lo cubre
en su silente morada.
Día y hora señalada,
“amargo pacto acordado”
ya su vida se ha cobrado
dama Parca en su partida,
siendo paloma abatida.
¡Ay dolor amortajado!
Dulce mirada en su faz,
en paz,
recién secada la escarcha,
se marcha
rumbo a su fúnebre entierro,
tu perro,
mas siendo mortal el hierro
“hipodérmica la aguja”
la calma tu can dibuja,
en paz se marcha tu perro…
Era rubio como el trigo
su manto de terciopelo,
mas hoy, es Can en el cielo
donde su “lucero amigo”
lo acoge dándole abrigo
al labrador compañero,
para enseñarle el sendero
donde nacen las auroras
como rosas cantautoras
en su trance pasajero.
El alma solitaria y compañera
al último latir de quien expira,
en brazos del otoño se retira,
debajo de la sombra de la higuera.
Su cuerpo servirá de sementera
abono para tierra que lo aspira.
Su dueño de tristeza va y suspira:
¿Por qué te vas amigo de mi vera?
Catorce son los años que has vivido,
catorce primaveras que han pasado;
un largo caminar el recorrido
y siempre de tu amigo, siempre al lado,
pues suma lealtad fue tu ladrido
a aquel que con dolor te ha enterrado.
Adiós tu amigo del alma,
se marcha tu compañero,
donde será la simiente
que germinará de nuevo
cada joven primavera.
El tuétano de sus huesos,
será como blanca savia
que al árbol le de su cuerpo.
Higuera de tu Castilla,
aquella que sabe a versos,
esa que un día plantaste
con tus manos en el huerto.
!Bendita sea su muerte,
hallando su paz en muerte!