Londres, un día de Diciembre
Publicado: Vie, 05 Oct 2012 12:12
La virtud de un labio no teme sonrisas.
Por las venas el hambre de tu ayer como un crisol
o una renuncia.
En mi frente las roídas tinieblas de un crucigrama
(ella escoge una palabra que no habitó la noche).
Los pasos son amapolas de un reino inexacto
y lúgubre. Martillean los colores sobre la atmósfera
como mil bicicletas encendidas de gris.
Navegamos por esferas de un solo omoplato.
Se alzan columnas al cielo imposible- no interpretes
el idioma como una cruz, nada es más ambiguo
que el tesoro escarlata de los siglos-.
¿Has conocido la piedra, el rostro exhausto del mamífero,
las costumbres sin hacha de los dioses?
Escaleras que viajan del limbo al mediodía, bustos sin memoria,
ángeles cansados de tanto invierno.
No existe llovizna más amarga que el azul. Mis tobillos
eligen una rosa entre cenefas, un corazón de terciopelo y nácar.
Se arrodilla la historia cuando tus músculos añoran
el crepúsculo de un oasis.
¿Y si no vieras racimos en la sombra del lenguaje? Cada día
de cada día los héroes pisan su jardín, y en cada párpado
del tiempo se calcinan cristales viejos y suburbios de alcanfor.
Nuestro es el futuro bajo un paraguas de alientos. De pronto el río
es un equinoccio(o una veleta de cien brazos que te acoge).
Ella desnuda fotografías como en un tobogán impoluto. Y vemos
dibujados en la raíz los sueños del príncipe o las herramientas
baratas del frenesí.
Alguien preguntará por el reloj blanco(con sus pequeños garfios
y sus lágrimas cristalinas de bienaventuranza y memoria).
Algo nos hará esgrimir la melodía de los dioses que no fueron pájaro,
ni ambicionaron las hélices del espectro.
No hay timonel en esta bruma sin sol, lloran flores junto a la senectud
iconoclasta del pálpito.
Sólo es un día que se muere entre el rojo y las caras
ocultas de la luz.
Por las venas el hambre de tu ayer como un crisol
o una renuncia.
En mi frente las roídas tinieblas de un crucigrama
(ella escoge una palabra que no habitó la noche).
Los pasos son amapolas de un reino inexacto
y lúgubre. Martillean los colores sobre la atmósfera
como mil bicicletas encendidas de gris.
Navegamos por esferas de un solo omoplato.
Se alzan columnas al cielo imposible- no interpretes
el idioma como una cruz, nada es más ambiguo
que el tesoro escarlata de los siglos-.
¿Has conocido la piedra, el rostro exhausto del mamífero,
las costumbres sin hacha de los dioses?
Escaleras que viajan del limbo al mediodía, bustos sin memoria,
ángeles cansados de tanto invierno.
No existe llovizna más amarga que el azul. Mis tobillos
eligen una rosa entre cenefas, un corazón de terciopelo y nácar.
Se arrodilla la historia cuando tus músculos añoran
el crepúsculo de un oasis.
¿Y si no vieras racimos en la sombra del lenguaje? Cada día
de cada día los héroes pisan su jardín, y en cada párpado
del tiempo se calcinan cristales viejos y suburbios de alcanfor.
Nuestro es el futuro bajo un paraguas de alientos. De pronto el río
es un equinoccio(o una veleta de cien brazos que te acoge).
Ella desnuda fotografías como en un tobogán impoluto. Y vemos
dibujados en la raíz los sueños del príncipe o las herramientas
baratas del frenesí.
Alguien preguntará por el reloj blanco(con sus pequeños garfios
y sus lágrimas cristalinas de bienaventuranza y memoria).
Algo nos hará esgrimir la melodía de los dioses que no fueron pájaro,
ni ambicionaron las hélices del espectro.
No hay timonel en esta bruma sin sol, lloran flores junto a la senectud
iconoclasta del pálpito.
Sólo es un día que se muere entre el rojo y las caras
ocultas de la luz.