AQUELLOS OJOS DUERMEN
Publicado: Lun, 01 Oct 2012 9:31
Poco más que una palabra,
una locura,
un recuerdo eterno en la memoria.
Poco más que un dolor intenso,
traidor como el rayo que abriera tus entrañas
ese día maldito,
ese instante cruel en que cayó la noche
entre sus ojos.
¿ Dónde quedan las manos que sintieron ?,
¿ dónde aquella piel que se vistió de lunas
tantas noches?,
¿ dónde los luceros ?,
¿ dónde las locuras de fuego entre tinieblas?…
El aire se hace negro terciopelo
y el alma implora razones que la boca olvida,
que los llantos ahogan,
que los dedos buscan
entre nadas cargadas de sangrantes heridas
que no cierran,
que no duermen,
que no acaban…
Todo es noche y sin embargo,
esos ojos intensamente vivos,
hermosamente inquietos te susurran,
unas manos menudas,
una sonrisa flor de invernadero,
una risa,
un te quiero apenas pronunciado
levanta tu cruz y la convierte en agua,
y allí están sus ojos y su boca,
y aquella piel que te llenó de vida,
allí,
brotando dulces los recuerdos…
Las manos son distintas,
distinta la sonrisa,
y la voz,
y el cuerpo que la envuelve
y sin embargo,
perdida entre los dedos de esa niña
aún se escucha dulce la palabra,
aún se siente el alma que se fue
aquél maldito día en que los cielos
durmieron para siempre su mirada.
una locura,
un recuerdo eterno en la memoria.
Poco más que un dolor intenso,
traidor como el rayo que abriera tus entrañas
ese día maldito,
ese instante cruel en que cayó la noche
entre sus ojos.
¿ Dónde quedan las manos que sintieron ?,
¿ dónde aquella piel que se vistió de lunas
tantas noches?,
¿ dónde los luceros ?,
¿ dónde las locuras de fuego entre tinieblas?…
El aire se hace negro terciopelo
y el alma implora razones que la boca olvida,
que los llantos ahogan,
que los dedos buscan
entre nadas cargadas de sangrantes heridas
que no cierran,
que no duermen,
que no acaban…
Todo es noche y sin embargo,
esos ojos intensamente vivos,
hermosamente inquietos te susurran,
unas manos menudas,
una sonrisa flor de invernadero,
una risa,
un te quiero apenas pronunciado
levanta tu cruz y la convierte en agua,
y allí están sus ojos y su boca,
y aquella piel que te llenó de vida,
allí,
brotando dulces los recuerdos…
Las manos son distintas,
distinta la sonrisa,
y la voz,
y el cuerpo que la envuelve
y sin embargo,
perdida entre los dedos de esa niña
aún se escucha dulce la palabra,
aún se siente el alma que se fue
aquél maldito día en que los cielos
durmieron para siempre su mirada.