INCÓGNITA
Publicado: Dom, 30 Sep 2012 5:01
Sí, hablamos mañana
sí, mañana
y un deseo
con puntos suspensivos
prepara al absurdo
lo muda en cobardía
y deja macerar
al júbilo bajo la inconsciencia.
En las venas de mi tesitura
pulsa en intensa euforia
la noche que se encoge
la sombra
de un –te quiero- inacabado.
La batalla en la habitación
y los despojos del dolor huído
saben contener al corazón
cuando la incógnita
es humo y censura novata.
El pretérito se llama melancolía
y lleva sobre la falda
flores muertas,
el exilio es mejor
que todo esto, sí,
mañana hablamos,
mañana es un muro
y ya lo sabías
después de los besos
que te di derrumbando
al vacío y al tedio.
Un arrullo en torno a todo
lo que nunca compartimos
y un adiós que nunca dije
por exceso de desiertos
sobre la mesa.
Mañana
mañana hablamos,
que en la sala de espera
se secan el almíbar
las desveladas
el pasar de largo,
y en el depósito de mimos
atracados de placer
la pasión deja su rastro.
Omito el temporal
en carne viva
la madrugada me sirve café
y yo sé
que no habrá despedidas.
Un beso, sí, como siempre
nada más por no dejar,
que tengo ganas de nada
de afonía disecada
de tampoco,
y de jamás.
sí, mañana
y un deseo
con puntos suspensivos
prepara al absurdo
lo muda en cobardía
y deja macerar
al júbilo bajo la inconsciencia.
En las venas de mi tesitura
pulsa en intensa euforia
la noche que se encoge
la sombra
de un –te quiero- inacabado.
La batalla en la habitación
y los despojos del dolor huído
saben contener al corazón
cuando la incógnita
es humo y censura novata.
El pretérito se llama melancolía
y lleva sobre la falda
flores muertas,
el exilio es mejor
que todo esto, sí,
mañana hablamos,
mañana es un muro
y ya lo sabías
después de los besos
que te di derrumbando
al vacío y al tedio.
Un arrullo en torno a todo
lo que nunca compartimos
y un adiós que nunca dije
por exceso de desiertos
sobre la mesa.
Mañana
mañana hablamos,
que en la sala de espera
se secan el almíbar
las desveladas
el pasar de largo,
y en el depósito de mimos
atracados de placer
la pasión deja su rastro.
Omito el temporal
en carne viva
la madrugada me sirve café
y yo sé
que no habrá despedidas.
Un beso, sí, como siempre
nada más por no dejar,
que tengo ganas de nada
de afonía disecada
de tampoco,
y de jamás.